Si estás pensando en cómo sorprender a tu pareja, prepara las maletas porque Polonia se pone en plan romántico y no hay quien se resista. Destinos de montaña, ciudad o naturaleza. Aquí tienes para todos los gustos y presupuestos. Este San Valentín va a ser inolvidable.
No es Venecia, es Wroclaw

Esta ciudad es de las que te enamoras a primera vista. Wroclaw (Breslavia) es la cuarta ciudad más grande de Polonia, famosa por su larga y fascinante historia. Se la conoce como la Venecia polaca, atravesada por distintos canales y ramales del río Odra, Wrocław cuenta con 12 islas y más de 100 puentes. Pasear por la ribera en invierno es también una maravilla, a veces el río se cubre de hielo, pero si los días están despejados y luce el sol, tienes que dirigirte a uno de los puertos donde se alquilan góndolas y barcas para navegar por los canales y disfrutar de las vistas.
Ya en tierra, es muy romántico recorrer el casco antiguo en calesa o en el viejo tranvía, pasando por sus bonitas plazas y las calles y parques más coquetos. Seguro que irás descubriendo los famosos gnomos que se esconden en Wroclaw y que consiguen sacarte una sonrisa: ¡hay más de 400! Después del paseo, no puedes perderte la cervecería más antigua del país, Piwnica Swidnicka, que abrió en 1273 (el local cerró en 2018 pero hubo un cambio de propietario y en breve volverá a estar abierta).

La plaza del Mercado, grandiosa y muy colorida, alberga el museo de la ciudad dentro del edificio del que fuera Ayuntamiento de Wroclaw. Y si no tienes vértigo o miedo a las alturas, anímate a subir hasta lo alto del mirador de la iglesia de Santa Isabel, a 90 metros, para poder disfrutar de unas vistas fantásticas del casco antiguo de la ciudad. Wroclaw tiene un barrio que atrae a los ‘tortolitos’, Ostrów Tumski y, hasta hace poco, sellaban allí su amor colgando un candado en el puente Tumski que conecta Wyspa Piaskowa (la isla de arena) con Ostrów, con el peligro que suponía por el exceso de peso.
Finalmente los han retirado y guardado en dependencias municipales y este barrio tan ‘parisino’, uno de los más antiguos que dejó de ser una isla en 1807 cuando reformaron el río y lo conectaron con el resto de la ciudad, sigue teniendo los mismos encantos para las parejas. Otro lugar perfecto para confidencias amorosas es el Jardín Japonés, sobre todo ahora que empiezan a florecer los cerezos y es todo un espectáculo, con los paseos, estanques repletos de carpas, puentes y hasta un salón de té.
San Valentín, de la nieve al spa

Si os gustan los planes en la nieve, en Polonia vais a poder disfrutar de sus estaciones de esquí, aunque no esquíes. Las montañas más altas se encuentran en los Tatra, en las proximidades de Zakopane. A menos de 100 km de Cracovia están cinco de las mejores estaciones de Polonia, allí puedes alquilar todo el equipo y lanzarte por su pistas (con un forfait muy asequible): Kasprowy Wierch, Polana Szymoszkowa y Butorowy Wierch y Nosal. Y si buscas algo más tranquilo y romántico… ¿qué tal alquilar un paseo en trineo tirado por caballos hasta el lago Morskie Oko? Creerás estar en un cuento.

Después del deporte y la aventura, llega el momento de relajarse, y nada mejor que hacerlo en algún centro de aguas geotermales de Zakopane que cuenta con cinco entre los que poder elegir. Chochołowskie Termy, Terma Bania, Termy Bukovina, Termy Szaflary y Gorący Potok, además del Aquapark de Zakopane. Algunos están situado muy cerca de las pistas de esquí y ofrecen alojamiento, con entrada ilimitada a las termas incluida en el precio. Bañarse en las piscinas exteriores, con el agua a más de 30º, y rodeados de nieve es una experiencia fantástica.
Cogidos de la mano por Cracovia

Cracovia es siempre un destino perfecto. También para conocerla en clave romántica. El casco antiguo está declarado Patrimonio de la Humanidad, y la Plaza del Mercado de los Paños (la más grande de Europa, con 200×200 m) te impactará por su belleza arquitectónica y las historias y leyendas que esconde. Cracovia es también una ciudad muy animada y llena de estudiantes. Aquí se fundó la primera universidad polaca y sigue siendo un centro que atrae a jóvenes de todas partes. A las horas en punto, se escucha el toque de corneta desde una de las torres de la iglesia de Santa María, un rito medieval que se transmite cada mediodía por radio a todo el país.
Si quieres impresionar a tu pareja, reserva mesa en el restaurante más antiguo de Cracovia, Wierzynek, que no ha descansado ni un día desde 1364, cuando Mikolaj Wierzynek preparó un famoso banquete de bodas para la nieta del Rey Casimiro el Grande. Pero no puedes dejar de probar los hits de su comida callejera: los pierogis, esas ricas empanadillas de pasta rellenas de casi todo, y la rosca de Cracovia, obwarzanek, un pan con forma de rosquilla con semillas de amapola que tiene hasta su propio Museo, donde puedes aprender a hacerla.
Cracovia es también conocida como la capital del jazz, así es que no dudes en asistir a algún concierto en alguno de los clubs más famosos.

Una ruta por el antiguo barrio judío, Kazimierz, es imprescindible. Se hizo famoso tras el rodaje de la película de Steven Spielberg, La lista de Schindler, y merece la pena conocer el Museo de Historia de la Ciudad instalado en la fábrica original de Oskar Schindler de la calle Lipowa, 4, (hay que reservar con tiempo), en la que se presenta la vida en Cracovia durante la ocupación nazi en una emocionante exposición interactiva. Pero también darse un paseo por los alrededores de plaza Wolnica y la calle Józefa, o visitar la calle Szeroka, donde cada año se celebra el concierto de clausura del Festival de Cultura Judía. En Kazimierz encontrarás pequeños cafés y restaurantes, talleres de artesanía, tiendas de diseñadores locales. En plaza Nowy (y también en la cercana Hala Targowa, en Grzegórzki), suelen organizarse mercadillos de antigüedades.
Varsovia a ritmo de Chopin

La capital polaca pone la música romántica de fondo para una escapada en San Valentín. Descubrir la vida y obra del compositor Fréderic Chopin en Varsovia, la ciudad donde pasó su infancia y hasta los 20 años, y escuchar su música en directo será el mejor regalo sorpresa. Solo queda elegir entre un concierto al aire libre, en el Parque Real de Lazienki que preside la estatua del músico, o algo más íntimo, en un local pequeño y acogedor del centro de la ciudad, donde disfrutar de las melodías de Chopin interpretadas por pianistas prodigiosos.
Otra opción es acudir al Museo Fryderyk Chopin que se encuentra en el histórico Palacio de los Ostrogski. Es un espacio multimedia y entre sus recuerdos están el último piano del compositor o una colección de sus cartas manuscritas y partituras. Todos los sábados (a las 17 y 18 h) podrás escuchar aquí la música de Chopin en directo. Pero Chopin suena en los sitios más insospechados de Varsovia, hasta en los bancos multimedia que aparecen en la ruta marcada por el compositor: solo tienes que sentarte en uno de ellos y apretar el botón para deleitarte con una de sus piezas.

Varsovia cuenta con una gran oferta museística, con espacios dedicados a grandes personajes, como Marie Curie o Juan Pablo II, a episodios de su Historia, desde la más remota a la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Pero hay uno que llamará tu atención: el Museo del Vodka. La bebida polaca por excelencia. Ocupa el edificio de la antigua Destilería de Vodkas Koneser y ofrece un recorrido de más de 500 años de la historia de la bebida nacional a lo largo de cinco salas interactivas y cómo son los tradicionales brindis de “strzemienny” y “bruderszaft”.
Además, el museo te ofrece la posibilidad de crear tu propia receta de licor y como colofón de la visita, harás una cata guiada para descubrir los matices de sabor entre los vodkas elaborados a partir de centeno, trigo y patatas. El Museo cuenta con un restaurante y una coctelería.
Torun te robará el corazón

Torun tiene uno de los cascos históricos más bonitos de Polonia. Es la ciudad con mayor concentración de arquitectura gótica, se libró de lo bombardeos de la II Guerra Mundial y ha conservado el trazado de sus calles casi intacto, algo que le ha valido ganarse el título de Patrimonio de la Humanidad.
La Plaza del Mercado es el punto de partida para conocer la ciudad. Y si subimos los 200 escalones de la torre del Ayuntamiento, tendrás una vista panorámica de la ciudad a 40 metros de altura. En la plaza, hay que fijarse bien en todas las estatuas que la decoran. Primero, en la Fuente del Violinista. Recuerda la leyenda de Iwo, un balsero que salvó a la ciudad de una plaga de ranas tocando su violín. Consiguió así casarse con la hija del alcalde, quien desesperado, había prometido su mano a aquel que consiguiera deshacerse de las ranas. El Perro Fillus sujeta con su boca el sombrero de su dueño y es un homenaje a Zbigniew Lengren, dibujante y escritor, creador del personaje el Profesor Filutek y su perro. El Burro recuerda a las personas que subían a burro para sufrir escarnio público en la plaza. Y el gran protagonista nacido en Torun, Copérnico, una figura de dos metros y medio con una frase a sus pies: Nicolás Copérnico de Torun, motor de la Tierra , detuvo el sol y los cielos.
La catedral, también en la plaza, conserva la pila donde fue bautizado Nicolás Copérnico, y el Museo dedicado a su figura ocupa un precioso edificio gótico. Otro monumento que no puedes perderte es la Torre inclinada, una torre defensiva construida entre el siglo XIII y XIV, tiene una inclinación de 5º y un desplazamiento horizontal de casi un metro y medio. Puedes entrar con total seguridad. Durante un tiempo fue una cárcel de mujeres y hoy en día es una cafetería.

Dejamos para el final la visita más dulce: el Museo del Pan de Jengibre tan típico de Torun. Ocupa el edificio de la antigua fábrica de pan de jengibre Gustaw Weese, la exposición presenta los 600 años de historia de los ingredientes, moldes y hornos antiguos. Y, por supuesto, aprenderás a preparar este pan tradicional y galletas en forma de corazón para regalar a tu pareja. ¿Hay algo más romántico?