En verano, irse al pueblo a pasar las vacaciones era todo un ritual. Eran días para recobrar el placer de la vida tranquila, que transcurría pasando las noches ‘al fresco’, jugando en la calle sin peligro de coches, rodeados de animales de granja, conociendo las labores del campo con los agricultores y disfrutando de las fiestas de verano, que en muchos lugares se hacían para festejar, precisamente, la vuelta a casa de los paisanos que vivían en «la capital».
Si eres uno de esos urbanitas que no tiene pueblo… no te preocupes, en La Rioja hay muchos dispuestos a convertirse en el ‘nuestro’ por unos días.
1) Sajazarra, el pueblo más bonito

Y no es una exageración. Un cartel en la entrada de Sajazarra recuerda que entró a formar parte de los Pueblos Más Bonitos de España en 2017. Es, además, Patrimonio Histórico, con un entramado de calles con casas de piedra magníficamente cuidadas, casonas, palacios blasonados, rincones deliciosos y placitas. Su imponente castillo, del siglo XIV, se considera uno de los mejor rehabilitados de La Rioja y al lado se encuentra la iglesia de la Asunción, de los siglos XII y XIII y de diversos estilos que, en su interior, alberga una imagen de la Virgen de la Antigua. En este ambiente tan medieval te llamará mucho la atención las curiosas esculturas surrealistas que aparecen en fachadas, arcos y esquinas de algunas calles.
Un buen plan: hacer una ruta en segway, recorriendo tanto las calles de Sajazarra, sus jardines, paseo del castillo, caminos y viñedos. Consulta el programa cultural de verano, con conciertos en la iglesia, y a finales de julio, desembalaje de antigüedades. Tienes que apuntarte a las fiestas, la última semana de agosto se celebra la Virgen de Cillas, con romería a la ermita y degustación de bollos preñados, vino y zurracapote.
Para alojarte: La posada de Sajazarra. Volver al pasado entre los artilugios más curiosos y entrañables que puedas imaginar. Ya en la entrada verás un antiguo sillón de barbería, radios de otro siglo y hasta una televisión en blanco y en negro. La antigua casona del siglo XIX, que en su día funcionó también como posada, dispone ahora de ocho habitaciones repartidas en dos plantas.
Para comer: Asador Ochavo, en el centro del pueblo, con buenas carnes y verduras y una agradable terraza. En Bodega El pimiento, en Tirgo, un pueblo muy cercano, puedes cenar en la terraza junto al río Tirón, degustando asados a la parrilla, chuletillas, chorizos, pimientos asados…
2) Torrecilla en Cameros, la vida serrana

¿Cómo apetece dormir fresquitos, eh? Pues en Torrecilla quizá tengas que echarte la mantita en pleno verano. El río Iregua atraviesa este bello pueblo de la sierra de Cameros, exactamente en el Camero Nuevo, donde nació el conocido político Sagasta. Su casa natal es uno de los atractivos de este pueblo serrano que cuenta con tres barrios: el de San Martín, con la iglesia parroquial de San Martín (del siglo XV), que luce un bello retablo plateresco con escenas de la vida del santo; el barrio de Barruelo, a la derecha del río, y El Campillo, con la ermita de San Antón. Otro lugar que te encantará es el Centro de la Emigración, un lugar lleno de recuerdos de los muchos cameranos que tuvieron que abandonar sus pueblos, sobre todo entre 1930 y 1950.
Un buen plan: los paseos por la naturaleza y pueblos de los Cameros llenarán tus días de verano de grandes aventuras y también las rutas por los bosques de la Sierra de Cebollera (el Centro de Interpretación del Parque Natural está en Villoslada de Cameros) y también puedes practicar deportes acuáticos en el embalse de González Lacasa, más conocido como del Rasillo.
Para dormir: Villaliquidambar I y II son unas casas rurales dentro del pueblo, junto al río, con todo lo que puedas imaginar, incluido un gran jardín para preparar barbacoas en las noches de verano.
Para comer: en los pueblos de la sierra sirven cocina riojana, en La Terraza I y II, el restaurante El Parque es perfecto para tomar el aperitivo con buenos pinchos para comer y disfrutar de actuaciones en verano.
3) Briones, belleza entre viñas

Briones se distingue desde la lejanía. La esbelta torre de su iglesia destaca en el horizonte de la Rioja Alta, en lo alto de este hermoso pueblo que se encarama en un monte y que acaba de ingresar este año en la deseada lista de los Pueblos Más Bonitos de España. Este será un motivo más para desees ir a pasar unos días en tu pueblo de «acogida». La parte alta conserva la muralla y el Paseo por las Cercas de las Cuarenta que recuerda que, desde allí, se podían divisar «cerca» de 40 iglesias o ermitas de la zona.
Un buen plan: pasea por su plaza para contemplar la casa más antigua antigua de La Rioja (del siglo XVI), en una de las esquinas y después echar un ojo a la Botica de Rabal, en la puerta de al lado. La torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca por ser la más alta de La Rioja, en contínua disputa por unos centímetros con la de Santo Domingo de la Calzada. Y sin salir de la plaza, en el palacio Marqués de San Nicolás, actual ayuntamiento, tienes que visitar (gratis) el museo etnográfico que recorre la historia con los objetos cotidianos más entrañables que te harán viajar al pasado. En la parte baja del pueblo, junto a la carretera se encuentra la bodega y Museo Vivanco de la Cultura del Vino, uno de los mejores del mundo, calificado así por la UNESCO por su labor de divulgación de la cultura del vino, con salas didácticas y una colección de arte increíble. Alrededor, puedes visitar algunas de las bodegas más prestigiosas de La Rioja y pasear entre sus viñedos.
Para dormir: Hotel Los Calaos. El Mesón Briones, antiguo mesón convertido en casa rural, en la parte baja del pueblo. Apartamentos Turísticos Los Nietos.
Para comer: Los Calaos de Briones, en la parte arte, con las chuletillas asadas al sarmiento. Cuatro Arcos y Asador Los Nietos, apuestan también por la cocina tradicional riojana, y en el restaurante de Museo Vivanco puedes comer a la carta o apuntarte a los paquetes de visita y comida maridada con sus vinos.
4) Ezcaray: comer, beber… vivir

Si hay un pueblo que se llena en verano, ese es Ezcaray. Está más que preparado para ver cómo su población pasa de unos 2.000 a cerca de 15.000 habitantes, y cuenta con una excelente oferta de hoteles, casas rurales y apartamentos turísticos para acoger a sus nuevos vecinos estos meses. ¿Y por qué se llena? Por su ambiente acogedor y la hospitalidad de sus gentes, por la belleza de las plazas, calles y casas, por la naturaleza que lo rodea… y por su gastronomía de primera.
Un buen plan: Seguir la Vía Verde del Oja hasta Santo Domingo de la Calzada o hacer alguna de las rutas en BTT. Visitar los pueblecitos que forman el valle del Oja, el río que da nombre a la provincia: Ojacastro, Zorraquín y Valgañón, Zaldierna… y practicar el senderismo. Apuntarse a las visitas guiadas para conocer los monumentos de Ezcaray, como su iglesia fortaleza de Santa María, y disfrutar de los conciertos de verano y de las fiestas de San Lorenzo, el 10 de agosto.
Para dormir: Hotel Echaurren, Hotel Palacio Azcárate, Casa Masip, Apartamentos turísticos Ezcaray, Albergue la Cuculla.
Para comer: Es imprescindible salir de pinchos por los bares para probar, entre otras delicias, los huevos con bechamel o los pimientos en Casa Masip, la Oreja del Roypa y los pinchos más elaborados del Ubaga, entre otros. Para una comida memorable, tienes que reservar mesa en el Portal de Echaurren, con una estrella Michelin, o en Echaurren Tradición, con el buen hacer de Francis Paniego en la cocina y Chefe en la sala.
5) Alfaro: cigüeñas y sototerapia
¿Sabías que en Alfaro habita la mayor colonia de cigüeñas blancas de toda Europa? Son sus ‘habitantes’ más famosos, sin duda, y es todo un espectáculo admirar cómo llenan con sus nidos la imponente Iglesia Colegiata de San Miguel. Pero no son el único atractivo de este pueblo ubicado en la Rioja Baja, en la parte más oriental, pegado a Navarra. El paraje que rodea el río Ebro es una auténtica maravilla. Y no sólo por su valor paisajístico, pues los paseos por el Soto tienen efectos saludables y ya se les conoce como la ¡sototerapia! Tienes que probarla…
Un buen plan: En el Centro de Interpretación de los Sotos de Alfaro (en la plaza de España) podrás conocer al detalle cómo es este enclave, observar las cigüeñas gracias a las webcams situadas en la torre y ver en un simulador cómo es el vuelo migratorio de Europa a África de cuatro especies de aves representativas de los Sotos de Alfaro: la cigüeña blanca, el milano negro, el avión zapador y la grulla europea. Pasear por los maravillosos Sotos del Río Ebro, un bosque de ribera, siguiendo alguna de las tres rutas señaladas. Vivir como un alfareño más las fiestas mayores, de San Roque (16 de agosto) que empiezan el chupinazo y terminan con el original «entierro de la Cuba».
Para dormir: Hotel Palacios (3*), moderno y funcional, con 68 habitaciones, restaurante y agradable terraza, y el HM Alfaro, con 21 habitaciones en las que aparecen citas literarias.
Para comer: Gracurris, con excelentes platos de verdura elaborados con un toque más actual, Los Faroles y el Asador San Roque, conocido por todos como «El Chorrilla», donde preparan cocina tradicional riojana.
6) Cuzcurrita del río Tirón: agua y vino

Si el nombre te llama la atención… no lo dudes, ve a conocerlo este verano. Este pueblo tiene un pasado glorioso, y de entrada te sorprenderá el castillo de los Velasco, con su esbelta torre del homenaje. El río Tirón, como era de esperar, atraviesa el pueblo y lo cruza un hermoso puente de piedra que une las dos partes del pueblo, con el antiguo lavadero en uno de sus márgenes. Cuzcurrita se sitúa en la Rioja Alta, y los viñedos y el vino forman parte de su historia.
Un buen plan: recorrer el casco antiguo pasando por su monumental iglesia de San Miguel, de estilo barroco, y su bella plaza Mayor. Aprender cómo se hacen buenos vinos apuntándote a las visitas guiadas de las bodegas del pueblo: Castillo de Cuzcurrita, dentro del castillo,además de las Bodegas Urbina y Bodegas Bohedal. Y si te animas, prueba una de sus clases de iniciación a la cata.
Para dormir: Hotel Teatrisso, una casa palaciega del siglo XVII que en los años 30 fue el cine y teatro del pueblo, se ha reformado en hotel con 12 habitaciones que rinden homenaje a famosas películas y obras de teatro. Sus dueños te mostrarán los recuerdos del escenario de tablas o la algarabía de su salón de baile y terminarás con una cata de vino en su zona de bodega.
Para comer: el Asador Aker, con el chuletón y los puerros asados como platos estrella. El Botero, de estilo castellano, ofrece pincho-vino en verano (lunes y miércoles) y también batidos y smoothies.