Situado en el centro de la costa cantábrica, desde mediados del siglo XIX se consideran las playas de Suances como unas de las más bellas de la Comunidad, generalizándose los baños y comenzando un auge turístico en el municipio que se mantiene hasta nuestros días. Las playas vírgenes de Suances se mezclan con acantilados y pequeñas calas. En la de Los Locos se practica el surf y La Concha es la más extensa, con 900 metros de longitud, y al estar en el entorno urbano y ser más accesible es la elegida por las familias. El Sable (Tagle) es de gran belleza, igualmente, y muy tranquila. La Ribera, una pequeña playa urbana situada en la ría de San Martín, y La «Tablía» son las más pequeñas de todas.
Sin embargo, sus playas no son su único gran atractivo: su importante arquitectura civil, con bellas casas blasonadas, como las de los Polancos de los siglos XVI-XVIII o el propio edificio del Ayuntamiento, e iglesias como la de Nuestra Señora de Las Lindes, del siglo XVII, hacen imprescindible la visita.
La gastronomía es otro de los grandes pilares de la localidad, que se caracteriza por disponer de una impresionante materia prima, entre la que destacan los frutos del mar, con excelentes pescados y mariscos, pero también con otros que proceden de los ríos, como el salmón y la trucha. Los numerosos restaurantes de Suances ofrecen, por tanto, una gran oferta culinaria basada en todo tipo de pescados, que se preparan al horno, a la brasa o en salsa. A su puerto pesquero llegan nécoras, percebes y bogavantes casi vivos, pescados de roca, sardinas que se cocinan en parrillada, bonito o atún, un pescado del que se hacen cada año jornadas que incluyen el ronqueo o despiece de un atún rojo de más de 100 kg.
La técnica de corte es muy llamativa, ya que separa distintas partes del pescado para su mejor aprovechamiento gastronómico y requiere de una gran experiencia. Cada zona del atún tiene una utilidad gastronómica diferente: para tartar, a la plancha, para guisar. Los restaurantes que organizan las jornadas, Dársena del Pescador (Suances) y Posada Santa Ana (Cortiguera), ofrecen un menú degustación compuesto por diferentes platos maridados con una selección de vinos blancos de Cantabria. Los verdes pastos y bosques de la Comunidad permiten la obtención de carne de ternera de calidad. Tampoco faltan en las mesas verduras, producidas de forma ecológica por pequeños agricultores artesanos, que ofrecen patatas, cebollas, tomates o pimientos de gran calidad, algo que también sucede con con las frutas.
Ese gusto por comer y beber bien lleva a los suancinos a convertir la buena mesa en un momento de disfrute, que les gusta compartir con los visitantes a través de jornadas gastronómicas, fiestas o ferias, como la del Marisco, que se celebra desde hace casi veinte años en primavera, o las de Bacalao, también las de arroz, una iniciativa de los hosteleros que denominan “Suances es Arroz” en la que se ofrecen desde menús a tapas con arroz y, por supuesto, diferentes exquisiteces del mar y el campo.
Los alojamientos tienen el atractivo de las zonas que no están masificadas: trato personal, espacios acogedores, atención a los detalles y una cocina cuidada donde se mima a los clientes desde el desayuno a la cena… Y esa sensación de estar en casa que los cántabros proporcionan al visitante, al que informan amablemente sobre las excursiones que puede hacer o los lugares donde puede comer. Entre las distintas opciones destaca el Hotel Costa Esmeralda Suites, un cinco estrellas que ofrece una fusión perfecta del ambiente rural con el máximo confort, y con una excelente ubicación, a tan sólo 400 metros de la Playa de la Concha y a 1 km. de la maravillosa Playa de los Locos, un enclave privilegiado para disfrutar de las mejores excursiones por la región.
En cuanto a las fiestas locales, son muy llamativas las fiestas de Nuestra Señora del Carmen el 16 de julio, la patrona del mar, que en 2010 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, y en la que los barcos engalanados con flores transportan a la patrona por la Ría de San Martín, haciendo sonar las sirenas. En los Jardines de Viares se puede disfrutar de ricos pinchos, que se ofrecen en las casetas. También se celebra San Isidro Labrador, festividad en la que se organiza una comida. Desde el Siglo XVI se celebra también la fiesta de Nuestra Señora de las Lindes. La más gastronómica de las ferias es la sardinada popular, que se celebra a finales de agosto.