Dra. Odile Fernández

Dra. Odile Fernández: «La inflamación crónica contribuye a desarrollar enfermedades cardiovasculares, incluidos ataques cardíacos y cáncer»

"El enfoque actual de la medicina es solo terapéutico y basado en la prescripción de fármacos, pocos recursos se dedican a la prevención y tratamiento de la enfermedad de manera integrativa."

Con Mucha Gula15/08/2023

La doctora Odile Fernández, médico de familia y madre de dos niños, superó un diagnóstico de cáncer y decidió compartir sus «recetas anticáncer». Tras enfrentarse al miedo y el pánico, Odile investigó la relación entre la alimentación y el cáncer, descubriendo la importancia de complementar la quimioterapia con cambios en el estilo de vida.

Ahora, en su libro «Hábitos que te salvarán la vida» desea transmitir sus conocimientos adquiridos durante este proceso y ofrecer esperanza a otros que enfrentan desafíos similares.

Después del diagnóstico de cáncer de ovario, decidiste investigar la relación entre la alimentación y la enfermedad. ¿Qué descubrimientos te sorprendieron más durante este proceso?

Lo que más me sorprendió fue descubrir la cantidad de estudios que relacionaban el cáncer con la alimentación, el ejercicio físico y el estilo de vida, y que a mí ni durante mi formación universitaria, doctorado o formación hospitalaria no me hubiesen contado nada. El enfoque actual de la medicina es solo terapéutico y basado en la prescripción de fármacos, pocos recursos se dedican a la prevención y tratamiento de la enfermedad de manera integrativa.

En tus libros, hablas sobre la importancia de la alimentación y los hábitos de vida para prevenir enfermedades. ¿Podrías resumir cuáles son los principales cambios que recomiendas hacer en nuestra dieta y estilo de vida?

Debemos basar nuestra alimentación en el mundo vegetal. Hortalizas, frutos secos, semillas, frutas, legumbres, aromáticas y especias deben abundar en nuestro plato. Debemos reducir el consumo de azúcares y alimentos azucarados, los aceites vegetales refinados y las carnes rojas y procesadas. Respecto al estilo de vida, tiene que ser activo, hay que moverse y, a ser posible, implementar una rutina de entrenamiento de fuerza. Una buena higiene del sueño también es imprescindible, limitando el uso de pantallas por la noche y tratando un descanso nocturno de 7 a 9 horas.

¿Cuáles son las señales de alarma que nuestro cuerpo puede enviarnos para indicar que algo no va bien? ¿Cómo podemos aprender a detectar esas señales y actuar en consecuencia?

A veces son señales sutiles e inespecíficas. Síntomas como antojos, atracones de comida, irritabilidad y ansiedad, niebla mental, embotamiento, dificultad para perder peso, cambios de humor, dolores de cabeza, hambre urgente, problemas para dormir y falta de energía.

Si sentimos estos síntomas, debemos ponernos en alerta, porque algo no marcha bien. En este caso, revisaremos qué estamos comiendo y la cantidad de ejercicio físico que estamos realizando.

Has mencionado que la inflamación interna provocada por una dieta insana puede enfermarnos gradualmente. ¿Podrías explicar cómo una dieta poco saludable puede contribuir a la inflamación y cuáles son los efectos a largo plazo?

Un estilo de vida poco saludable también puede causar una inflamación crónica de bajo grado. Los malos hábitos como fumar, no hacer ejercicio regularmente, no dormir lo suficiente o llevar una dieta alta en carbohidratos refinados pueden contribuir a la inflamación crónica con el tiempo. En este libro nos centraremos en la inflamación causada por el estilo de vida, que es la que más fácilmente podremos cambiar.

La inflamación crónica mantenida en el tiempo contribuye a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares; obesidad; cáncer, en especial riñón, próstata, ovario, hepatocelular, páncreas y colorrectal; diabetes tipo 2; artritis y enfermedades articulares; enfermedades pulmonares como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; enfermedad de Alzheimer, relacionada con el deterioro cognitivo y la demencia; alergias; depresión.

Debemos basar nuestra alimentación en el mundo vegetal. Hortalizas, frutos secos, semillas, frutas, legumbres, aromáticas y especias

Comer demasiado azúcar puede provocar picos en los niveles de glucosa en la sangre, lo que conduce a la resistencia a la insulina y la inflamación crónica. La hiperglucemia también puede causar la oxidación de los ácidos grasos almacenados en las células grasas, contribuyendo así a la inflamación crónica. Además, los niveles elevados de azúcar en la sangre promueven la constricción de los vasos sanguíneos y la acumulación de plaquetas, lo que puede favorecer la formación de coágulos de sangre y la aparición de trombos en arterias y venas.

El excesivo consumo de azúcar también puede conducir al aumento de peso y al exceso de tejido adiposo, especialmente alrededor de la cintura, lo cual promueve la activación de células inmunitarias que secretan sustancias químicas proinflamatorias.

Además de la alimentación, ¿qué otros factores crees que son importantes para mantener un estilo de vida saludable y prevenir enfermedades?

Además de una alimentación saludable, otros factores importantes para mantener un estilo de vida saludable y prevenir enfermedades incluyen el ejercicio físico regular, la exposición diaria al sol para obtener suficiente vitamina D, el uso de productos cosméticos naturales y libres de tóxicos, una buena higiene del sueño, practicar un ayuno diario de 12 a 16 horas, eliminar el consumo de alcohol y tabaco, aprender a gestionar el estrés a través de técnicas de relajación y meditación diaria de al menos 10 minutos.

En tu experiencia, ¿qué obstáculos suelen enfrentar las personas a la hora de adoptar cambios en su alimentación y estilo de vida? ¿Qué consejos les darías para superarlos?

Uno de los principales obstáculos es la resistencia al cambio y la comodidad de seguir con hábitos establecidos. Muchas personas encuentran más fácil y conveniente comprar alimentos ultraprocesados y listos para consumir en lugar de comprar productos frescos y cocinar en casa. Para superar estos obstáculos, es importante tomar conciencia de que nuestra salud está en juego y tomar la decisión de dar el paso hacia un estilo de vida más saludable. Con un poco de planificación, se puede preparar un menú saludable de manera sencilla y rápida.

También es importante abordar el estrés crónico, que suele ser otro obstáculo importante. Aprender a reducir el estrés mediante técnicas de relajación y dedicar tiempo para el autocuidado puede ayudar a superar este obstáculo.

En tu último libro, presentas una propuesta de menús para mejorar nuestra dieta. ¿Podrías mencionar algunos alimentos o ingredientes clave que deberíamos incluir en nuestra alimentación diaria?

Vegetales, frutos secos, fruta fresca, semillas, especias, aguacates, aceite de oliva, huevo, pescado, lácteos enteros y carne blanca serán tus aliados para regular la glucemia y reducir la inflamación.

La microbiota intestinal ha recibido mucha atención en los últimos años debido a su impacto en nuestra salud. ¿Qué relación existe entre la alimentación y la salud de nuestra microbiota? ¿Qué consejos nos darías para mantener un equilibrio saludable en nuestra flora intestinal?

Las bacterias que habitan en nuestro intestino pueden estimular o, por el contrario, inhibir la inflamación crónica. Las bacterias que pueblan nuestro intestino y las sustancias químicas que estas liberan varían según los alimentos que consumimos. Algunos alimentos promueven el crecimiento de las bacterias proinflamatorias, mientras que otros fomentan el crecimiento de las bacterias antiinflamatorias. La dieta occidental rica en grasas vegetales refinadas, grasas saturadas y rica en azúcar promueve el crecimiento de una microbiota inflamatoria.

Cuando comemos alimentos antiinflamatorios, no solo descienden los marcadores de inflamación, sino que nuestra microbiota también sufre un cambio en su población. Seguir un determinado estilo de alimentación basado en una baja ingesta de azúcar y una alta ingesta de fibra promueve una gran diversidad en la microbiota. La dieta mediterránea es capaz de modular la microbiota intestinal, aumentando su diversidad. Favorece una microbiota beneficiosa el consumo de probióticos, ya sea como alimentos (chucrut, kimchi, kombucha, kéfir, yogur, miso, tempeh) o como suplementos.