En pleno corazón de Chueca, La Cerda representa el espíritu del barrio con una decoración atrevida, rompedora, con mucha ironía y humor negro, maquillado de rosa. Tras cruzar la puerta, y tras la primera mirada en redondo a las mesas repletas y animadas, en el techo se descubren jamones colgando, de jamones voladores, y por supuesto pintados de rosa. Un guiño a su cocina mediterránea pop, preludio de lo que encontraremos en el plato.
La Cerda no es solo un restaurante, es una propuesta estética, un entorno que anima a reírse de las convenciones y donde se cuidan todos los detalles, tanto en el local como sobre la mesa. Leer la carta es parte del espectáculo que sigue el juego con platos como la ensaladilla rusa rosa o el Pride pluma. Por supuesto la vajilla no se queda fuera de la performance, es uno de los elementos más especiales de este restaurante y que sin duda te arrancará una risa.

Diseñada por José Piñero como el resto de la decoración del local la vajilla divertida y canalla sigue la lógica del plato y del concepto del restaurante, por ejemplo la ensaladilla rusa rosa se sirve dentro de una cerdita con forma de matrioska, y la hamburguesa de la casa la Burguer Queen en el interior de una plato con forma de hamburguesa rosa gigante.
También los vasos de los cócteles se suman a la diversión. El Muack Muack, como no podía ser de otra forma, presenta este suave y cítrico cóctel con notas de manzana en un vaso con forma de beso y el Peggy Sour, un cóctel con un intenso sabor dulce y juguetón tocado por una espuma blanca de clara de huevo se bebe directamente de un vaso con forma de teta, sí con forma de teta. Nos quedó una mesa bastante sexi solo con la elección de cócteles.

En cuanto a los entrantes nos quedamos con los Mini hot dogs madrileños chopitos servidos en pan de brioche, pero la Trilogía de color y humus nos ganó irreversiblememte. Una tabla (mejor dicho un espejo coqueto) con hummus de calabaza, guisantes y remolacha acompañado de pan de pita y crudités. El entrante perfecto, fresco y ligero para ir calentando motores.
Aunque el nombre de este restaurante es La Cerda bien podría haberse llamado “La Vaca” por los platos en los que la carne de vacuno es la protagonista indiscutible. Destaca la Burger Queen no solo por su emplatado sino por la hamburguesa de más 220 gr. de carne de ternera abulense. Los más carnívoros no pueden perderse el Lingotazo de vaca madura, un corte de carne echa al punto sobre una plancha de pizarra que deja brillar el intenso sabor de la carne al punto.

Una buena cena no está nunca completa sin el postre. La propuesta más atrevida de La Cerda es sin duda el trampantojo de torrezno de Soria, servido -como no podía ser de otra forma- sobre un plato con forma de torrezno, esta suave tarta de tres chocolates con una cobertura crujiente y reflejos dorados es el broche perfecto para un menú lleno de sorpresas y sentido del humor. Una oda a lo políticamente incorrecto y a la cocina que se sale del plato, haciendo de una comida una experiencia completa con una narrativa envolvente y sensorial. Reserva tu mesa antes de venir si te atreves a dejar los prejuicios en la puerta y dejarte seducir por su juego atrevido y poco convencional.
