La puntuación en las catas se ha convertido en un credo malquerido

¿Tiene sentido puntuar los vinos?

jgodoy10/08/2011

La puntuación en las catas se ha convertido en un credo malqueridoHoy en día las puntuaciones de las catas publicadas por los que nos dedicamos, entre otras cosas, a la comunicación del vino, se han convertido, en demasiados casos, en un credo malquerido.

Las puntuaciones de los vinos son, por un lado, una alfombra «marketiniana» que avanzar en la presentación del producto por parte de quienes lo venden, mientras que por otro sirven como un argumento snob que aducir en la elección de tal o cuál blanco o tinto para la cena por parte del consumidor.

En fin que, como casi todo lo que se hace público hoy en día, se han prostituído.

Pues bien, ni una cosa ni la otra. Es evidente que no todos tenemos los mismos gustos. Y eso ocurre porque no todos tenemos los mismos PHs en la boca, porque no todos los paladares reaccionan igual ante los mismos estímulos, o simplemente porque si a todos nos gustasen los mismos vinos tendríamos lana, andaríamos a cuatro patas y pastariamos los lunes al sol.

Viñeta sobre la influencia de las puntuacionesDe hecho, en un mismo panel de cata que busca una puntuación unánime, de cualquier revista, guía, Consejo Regulador, o lo que sea, donde convergen 4,6, 8 ó 30 personas, es imposible alcanzar una unanimidad y se sorprenderían de las diferencias, a veces, que pueden existir entre las puntuaciones de los componentes.

Es cierto que algunas publicaciones han ido invitando al «temor» por las puntuaciones, al obsequiar valoraciones por encima de 90 puntos en una escala de 100 a vinos accesibles al consumidor (bien por precio, bien por producción de botellas), que en muchos casos se han convertido en su termómetro a la hora de valorar otros vinos. ¿Quiere decir ésto que no se pueden hacer muchas botellas baratas de un vino bien hecho? Evidentemente sí que es posible, pero en este caso no son siempre todos los que están.

Por un lado entre muchos bodegueros ha corrido el «por debajo de 90 no me vale, y 91 me parece poco«. Otra cosa será que nos lo reconozcan. (Y casi casi, ni me lo publiques). Por otro, el consumidor se fija en los 92 puntos de este Rioja modernito de uva graciano y pretende saber si le va a gustar más o menos que este vino de uva garnacha que tiene los mismos puntos y que es tan agradable de beber. Evidentemente se comparan churras con merinas…y el consumidor no tiene porqué saberlo.

La única forma de saber si un vino nos gusta o no es abriendo la botella y disfrutándola¿Sería bueno empezar a crear categorías para crear escalas de puntuación más objetivas? Eso le toca pensar a los que viven de las puntuaciones, tanto desde un lado como desde el otro. Mi humilde opinión:

  • Señores bodegueros, no se asusten tanto por las puntuaciones, que si el vino está bueno se beberá.
  • Señores consumidores: cojan con pinzas las puntuaciones, pues la única forma de saber si el vino les gusta o no es abriendo la botella y disfrutándola.

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