FORMMA: Museo de Alfarería

Todos los caminos llevan a Alcázar de San Juan

Joaquín del Palacio19/04/2011

Los 'Gigantes' de Alcázar de San JuanLos caminos y, sobre todo, los viajeros son, casi con total seguridad, el origen de Alcázar de San Juan. Calzadas romanas de tierra o de piedra, convertidas posteriormente en carreteras, o el ferrocarril con sus vías férreas son la base de su existencia. En la fantasía los personajes también pasan por esta tierra montados a caballo o en burro recorriendo sendas o veredas. Muchas son las relaciones que el Ingenioso Hidalgo tuvo con este lugar de cuyo nombre no se quiso acordar Don Miguel. Muchas son las casualidades y coincidencias de lo escrito en la novela de Cervantes con Álcazar de San Juan: nombres, lugares, personajes reales, etc. Incluso una partida de bautismo de la parroquia alcazareña que data de aquella época lleva su nombre: Miguel de Cervantes Saavedra. Actualmente los caminos manchegos son también del vino; Los Caminos del Vino tienen parada y fonda en Alcázar de San Juan, uno de los siete municipios manchegos que forman este proyecto que aúna gastronomía, vino, cultura y tradición.

Un cruce de caminos es un buen lugar para poner una fonda, una venta o una casa de comidas. Los viajeros pasan y necesitan hacer uso de estas instalaciones, incluso un cruce es un buen lugar para establecer una población. El espíritu nómada que ha tenido siempre el ser humano le ha dado mucha importancia a las vías de comunicación usándolas constantemente. En parte la condición de su existencia junto al camino forjó el carácter abierto y agradable de los alcazareños. Esta ciudad es bonita y su gastronomía es placentera, pero lo mejor es el trato agradable de su gente, que está acostumbrada a tratar con las personas que por allí pasan. Uno se siente como en casa, a veces incluso mejor.

FORMMA: Museo de AlfareríaHace aproximadamente un milenio los árabes le dieron el nombre de Al-kasar, que significa palacio fortificado, al núcleo que los romanos habían ocupado algunos siglos antes. Para los romanos la importancia de este lugar radicaba en unas calzadas que había en las cercanías. Ya en el siglo XIII, en el Medievo, la orden de San Juan eligió Álcazar como sede y le dio suficiente importancia como para dejar hasta hoy en día edificios y vestigios de una época dorada y también una parte de su nombre, de San Juan. En el siglo XVI llegarían de Europa, también a través de caminos, los conocimientos necesarios para construir los primeros molinos de viento, que mediante el Quijote se convertirían en los gigantes que terminaron siendo el símbolo manchego por excelencia. Otro hecho importante ocurrió en 1858 para Alcázar, la llegada del, llamado en el oeste americano, caballo de hierro. La línea de ferrocarril Madrid-Alicante impulsó la vida económica en el municipio y posteriormente éste se convirtió en el nudo ferroviario más importante de la mitad sur de la península, ya que unía el levante y el sur con toda España. Otro cruce de caminos, en este caso férreo, que ha servido para que se creara el Museo Ferrocarril Álcazar de San Juan, otro encanto más que junto con el Museo de Alfarería de La Mancha hacen que la oferta cultural alcazareña sea interesante, aunque además hay que añadir que en breve se inaugurará la Casa del Hidalgo.

II Concurso Regional de Vinos de la Tierra del QuesoEl vino es muy importante en La Mancha: además de ser la comarca más productora en Europa, aquí se acaba de celebrar la segunda edición del Concurso Regional de Vino en el que han participado 1.000 personas, entendidas o no, como catadores. Ellos han elegido el vino de la zona que más les gusta. Es una iniciativa original y popular, un modo de promocionar los vinos que le gustan al público en general, que es lo que cuenta cuando se trata de producir y vender vino. De nuevo hablando del vino nos encontramos con esos caminos, origen de la población. Volvamos a los Caminos del Vino, a esa ruta turística que pasa por siete municipios de la D.O. La Mancha y entre ellos precisamente Alcázar de San Juan. Después de recorrer esta zona nos podemos ganar un gran premio si lo contamos, si nuestra experiencia gusta nos darán 5.000 euros como premio, ¡no está nada mal! El Coleccionista de Experiencias Enoturísticas es un concurso por el cual recorremos estos Caminos del Vino, vivimos una experiencia y lo contamos, no hace falta ser escritor ni tener una aventura espectacular, a veces las historias más sencillas son las que más llegan al corazón.

Una preciosa historia sería, por ejemplo, que un lugareño te contase, mientras tomáis un vino, cómo se hacían las labores del campo tales como la vendimia o la siega hace medio siglo, o simplemente sentarse junto a los molinos con un bocadillo de queso y una bota de vino viendo un precioso atardecer lleno de colores manchegos. Estas sensaciones y otras muchas son muy fáciles de tener en La Mancha.

Gachas y vino de La ManchaAunque uno de los mayores encantos que tiene este municipio manchego es su gastronomía y por ello acude mucha gente a esta tierra. Uno de los grandes placeres para el gusto es tomarse un buen queso manchego con pan y un vaso de vino tinto. Es sencillo, pero si queremos complicarlo un poquito podemos hacerlo tomándonos un pisto, unas migas o unas gachas, también con ese mismo pan y ese mismo vino tinto, y de nuevo tendremos un lujo en nuestro paladar. En La Mancha es fácil comer bien, pero si lo que queremos es comer uno de los mejores jamones asados que jamás hayamos probado también lo podemos hacer aquí, en La Bodega de Augusto Angora Quirós de Alcázar de San Juan. Además, en esta bodega el vermut es excelente y los quesos también, bueno, y la bizcochá, que es un postre riquísimo. Un rincón de gastronomía típica y casera que encanta a quien lo prueba.

Una vez hace muchos años fui a una zona de La Mancha, de cuyo nombre sí que me acuerdo porque pasé unos días inolvidables. Allí viví una de esas experiencias dignas de mención. El primer día fue mágico, salí de Madrid al atardecer con un sol rojo de invierno entre nubes negras. Oscureció, paré y cené pisto con huevos en uno de estos municipios, allí la desconexión con la gran ciudad se produjo rápidamente, la venta olía un poco al humo de la chimenea y a los vinos de su bodega. Al día siguiente recorrí algunos rincones relacionados con Don Quijote como la casa de Dulcinea, los campos, los molinos… Sin quererlo, empecé a vivir una experiencia diferente, un tanto onírica diría yo. Conecté bien con los lugareños y ellos me contaron detalles de sus tradiciones, además me enseñaron un molino y su funcionamiento. Y, por supuesto, comí de maravilla. Lo malo fue que aquel sueño se acabó el domingo por la noche al regresar, pero su recuerdo siempre permanecerá conmigo.

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