
Hoy en día es evidente que las cervezas pueden ser bebidas, degustadas y catadas, pero hasta hace no mucho nadie se planteaba la posibilidad de degustar y catar seriamente una cerveza, ya que ésta era percibida como una bebida que había que tomar bien fría y no preocuparse de nada más.
La aparición en escena de las cervezas artesanales y premium ha abierto un nuevo mundo de posibilidades ya que, al margen de que estas cervezas puedan seguir siendo festivas son, además, un producto más del genero gastronómico que hay que conocer, del que se puede disfrutar y con las que nos podemos relacionar de una manera diferente a la que estábamos acostumbrados hasta ahora.
Cuando alguien prueba algunas de estas cervezas y descubre matices que no encontraba en las cervezas que tradicionalmente se venían fabricando en España, se suele dejar llevar por la curiosidad y el interés, empezando a explorar las diversas posibilidades que se le presentan, analizando y profundizando en las cervezas que encuentra a su alcance. Es aquí cuando se comienza a adquirir un hábito de cata.
La cata tiene sus momentos y sus modalidades. A mí personalmente me gusta distinguir entre 3 tipos de cata: la cata de consumo, donde a la cerveza no se le presta prácticamente interés y es un simple complemento de otro acto, como una conversación, reunión, lectura, etc. La cata de disfrute, donde la cerveza comienza a adquirir protagonismo, disfrutando de ella a la vez que nos esforzamos por encontrar matices en su aroma, sabor, color, etc. Por último, está la cata técnica o profesional, donde se trata de descubrir y describir todos y cada uno de los compuestos que generan los aromas y sabores de las cervezas, además de otras propiedades como el cuerpo o la persistencia de la espuma, entre otros muchos. Este tipo de cata es muy importante para poder adscribir una cerveza a un estilo concreto o para poder detectar fallos en la elaboración de la cerveza y su origen, pudiendo así ser corregidos.
En este artículo explicaremos en qué consiste y qué particularidades de la cerveza podremos analizar en la cata de disfrute. Nos centramos en este tipo de cata, ya que no requiere conocimientos técnicos y será la que mayor satisfacción nos aportará.
Como en cualquier cata, la dividiremos en tres fases que se realizarán en el siguiente orden, siendo muy importante usar siempre una copa transparente, fría pero no helada y limpia:
En la primera fase, la visual, nos centraremos en apreciar el color de la cerveza, si ésta es turbia o cristalina, la vivacidad de la cerveza (desprendimiento del gas contenido en forma de burbujas), además de la consistencia y persistencia de la espuma. Más tarde, una vez hayamos dado algún sorbo a la cerveza, también podremos apreciar si la espuma es capaz de dejar adherencias en el vaso, creando el denominado «Encaje de Bruselas».
Fase olfativa: en esta segunda fase, lo que buscaremos serán los aromas provenientes de las materias primas, como el cereal, el lúpulo o los añadidos, además de los productos generados durante la fermentación, pudiendo encontrar aromas asociados al cereal como son galleta, caramelo, toffee, cacao, café, regaliz, grano tostado, melaza, humo, etc.

La cantidad de aromas que podemos encontrar en la cerveza relacionados con el lúpulo es inmensa, siendo los más importantes los aromas a hierba, hojas frescas, flores, pimienta, cilantro, té, resina, cítricos, etc. En cuanto a los aromas de la fermentación, podremos encontrar aromas frutales a plátano, fresa, pera, manzana, ciruela, papaya, albaricoque, melón, cereza, pasas, uva, mora y otras frutas. También podremos encontrar aromas especiados como vainilla, nuez moscada o clavo de olor. Además, también se podrían encontrar en algunas cervezas otros aromas desagradables, producto de una mala elaboración, como pueden ser aromas a disolvente, queso, jabón, mantequilla, cartón mojado o incluso olor a purines. Por último, si la cerveza que estamos catando ha sido producida con algún otro añadido, también podremos apreciarlo en el aroma, pudiendo ser alguno de ellos frutas, especias, plantas, etc.

Fase Gustativa: en esta tercera y última fase, analizaremos el amargor y los sabores de la cerveza, los cuáles provienen de las materias primas, los añadidos y la fermentación, siendo estos sabores y su procedencia los mismos que se han descrito durante la fase olfativa, si bien es posible que algún componente se perciba en la fase gustativa pero no en la olfativa y viceversa.
Obviamente, en los resultados de la cata influirá la sensibilidad a determinados aromas y sabores, el entrenamiento o incluso los gustos y el estado de ánimo de cada persona, además de los posibles olores del lugar donde nos encontremos, por lo que los resultados de la cata siempre serán subjetivos de cada persona y del lugar donde se realice. Además de lo anterior, cuando realicemos una cata de disfrute no debemos obsesionarnos con encontrar todos los sabores o aromas que sí haya podido encontrar otra persona que esté tomando la misma cerveza. Recuerda que estás disfrutando de la cerveza, no examinándote.
Ahora que ya conoces las nociones básicas de la cata, te animamos a que las pongas en práctica cada vez que tomes una cerveza especial.