Valle de Aosta, un paraíso natural que sabe a queso Fontina

Eva Celada31/10/2009
El Valle de Aosta es uno de las zonas de montaña más bellas de EuropaEl Valle de Aosta es uno de las zonas de montaña más bellas de Europa

El Valle de Aosta es uno de las zonas de montaña más bellas de Europa. Situada al norte de Italia y junto a los Alpes occidentales, está constituída por un valle central por donde corre el río Dora Baltea, desde el cual se ramifican 13 valles laterales excavados por glaciales y torrentes. Se comunica con Francia a través del túnel del Mont Blanc y el puerto del Piccolo San Bernardo, y con Suiza a través del túnel del Gran San Bernardo. Aunque es la autonomía más pequeña de Italia, sus habitantes hablan de forma oficial el italiano y el francés, además de otros dialectos.

La gastronomía es una de las muchas razones para visitar el ValleLa gastronomía es una de las muchas razones para visitar el Valle

Son muchas las razones que el viajero puede elegir para visitar este Valle: la posibilidad de practicar deportes de invierno en sus 753 kilómetros de pistas con instalaciones de esquí de alto rendimiento (la mayoría de todos sus pueblos tienen su propia estación, en ellas 1500 instructores están al servicio de los esquiadores), su riqueza cultural: más de cien castillos coronan sus pueblos ofreciendo vestigios de la época de los romanos, que fueron los que fundaron la ciudad el siglo 25 a.C., en epoca del Emperador Augusto, a quien Aosta debe su nombre. También su gastronomía forma parte de su encanto: decenas de restaurantes ofrecen productos «Saveur du Val d’Aosta», entre los que reina el queso Fontina con Denominación de Origen del Valle, los vinos, mantequillas, jamones, embutidos y un largo etcétera; otra razón es la simple contemplación de sus paisajes, con sus casas de madera y tejados de pizarra decoradas con flores, su artesanía popular, en la que cabe destacar las esculturas en madera y las labores de encaje de bolillos. Sus cuarenta mil habitantes muy amables son, sin duda, parte del encanto de este curioso lugar, donde hay fiestas populares tan peculiares como la «Bataille de Reines» (la batalla de las vacas) o el Carnaval de la «Coumba Freide» (frías corrientes de aire).

Tres días para conocer un paraíso

Aunque se puede acceder desde Suiza, ya que el valle está a 145 kilómetros desde Ginebra, el camino más fácil y económico es llegar a Milán en avión y allí alquilar un coche. La distancia desde el aeropuerto al Valle son 186 kilómetros por la autovía A5 Torino-Aosta-Courmayeur, aunque también se puede llegar en tren desde Milán y Turín o en autobús.

Patio central del Castillo de Isogne, con su fuente de granado en hierro forjadoPatio central del Castillo de Isogne, con su fuente de granado en hierro forjado

Si viajamos un viernes por la mañana en el avión de Iberia, que llega a las nueve y media de la mañana aproximadamente, podemos alquilar un coche y a media mañana podremos estar en el Valle. La primera parada se puede hacer en Isogne, una bella localidad donde se encuentra un castillo edificado sobre un emplazamiento ya utilizado en la época romana. Su aspecto de palacio residencial se debe a Girogio de Challant-Varey, y en su patio central hay que destacar las pinturas murales, que representan la vida cotidiana de la época (siglo XIV-XV) y la fuente de granado en hierro forjado. Interesantísima la estructura de la cocina, con zona para alimentos más delicados: una oportunidad única para ver una cocina de la época. Al otro lado del río Dora Baltea se llega a Verrés, donde se puede visitar el castillo construído por Ibleto de Challant. En Febrero, durante la época de Carnaval, se revive la época grandiosa de la familia Challant: durante cuatro días se celebran bailes y la representación teatral “Una partida de ajedrez”, de Giuseppe Giacosa. Si se visita este pueblo de Mayo a Septiembre, el primer domingo de mes se podrá disfrutar de un curioso Mercado de Intercambio y Oportunidades entre los vecinos, y también se puede subir a los miradores L’arboretum «Borna di Lau».

Uno de los platos típicos que se pueden degustar en Al Maniero es la Tocina, que se come con pan negro y mielUno de los platos típicos que se pueden degustar en Al Maniero es la Tocina, que se come con pan negro y miel

Los horarios en el valle no son tan “europeos”: aunque se come antes que en España, una buena hora sería la una o una y media, y una buena opción es el Restaurante Al Maniero de Issogne, donde nos deleitarán con los productos típicos Valdostanos. Para saber que nos darán cocina tradicional, tendremos que ver bien visible la placa de «Saveurs du val d’Aoste». En Al Maniero se puede degustar por 22€ la Moncheta de carne seca; Tocina que se come con pan negro y miel; Polenta, que es una sémola que se cocina con mantequilla y queso Fontina; Fabo con pasta y tomate; Ñoquis con queso, que también llevaban Fontina: espectaculares; Sopa Valpelemense, un poco amarga, que también se hace con col y es muy calórica para los días de más frío; o Guiso de carne de vaca. De postre, una espléndida Tarta de manzana, Licor Genepy, que se hace con una hierba similar al brezo y vino D.O. del Valle.

Castillo de FénisCastillo de Fénis

Para bajar la comida podemos dar un paseo por el pueblo y después dirigirnos a Fénis, que está a unos treinta kilómetros. Allí se puede ver el castillo, situado sobre una colina con varios muros ya que era defensivo, así como una curiosa escalinata y los frescos del patio y la capilla, realizados en las primeras décadas de 1400. La visita a los castillos es gratuíta. Muy cerca se encuentra el Museo dell’Artigianato Valdostano di Tradizione, un museo que ofrece algunas de las más significativas muestras de productos artesanos de la zona, algunos muy antiguos y bellos: juguetes en madera, esculturas y elementos agrícolas. Se ve bien porque no es muy grande y está perfectamente adaptado.

Termas de Pré-Saint-DidierTermas de Pré-Saint-Didier

Seguro que muy cansado por el madrugón, el viajero agradecerá, ya a media tarde, las Termas de Pre-Saint-Didier, muy cerca de Courmayeur. Sus fuentes calientes se abrieron en 1838 y posee más de cuarenta prácticas termales: bañeras de hidromasajes de varias intensidades, jacuzzis exteriores, músicoterapia, cascadas tonificantes, reflexología plantar, saunas temáticas, baños turcos aromáticos, baños de barro, cromo y aroma terapia, stübe de madera, salas de relajación panorámica. Resulta fantástico al atardecer, con las antorchas encendidas en el jardín, ver el poderoso perfil del Mont Blanc si estamos inmersos en las piscinas calientes, incluso cuando en el exterior ha nevado. Tienen diferentes precios desde 28€ por persona y visita, y también hay un buffet de infusiones, leche, zumos y bollería que entra en el precio, además de diferentes eventos. Completamente relajados, este podría ser el mejor momento de ir al hotel, realizar una cena ligera y descansar. El elegido, el Villa Novecento en Courmayeur, un interesante establecimiento encuadrado en los Romantik Hotels & Restaurants y con mucho encanto: su precio, 180€ por habitación doble.

Pasear por sus paisajes nevados es todo un placerPasear por sus paisajes nevados es todo un placer

Los lugares de montaña siempre dan energía extra al viajero, por ello el sábado puede ser el mejor día para ver de cerca el Mont Blanc, algo que nadie quiere perderse cuando se visita el Valle de Aosta. Si el día esta claro se verá desde varios puntos del Vallle, aunque la visita se puede y debe hacer por la mañana. El teleférico se coge en Lapalud, y después de subir dos mil metros en tres tramos distintos de funicular se llega a la terraza panorámica de Punta Helbronner. Allí, la grandiosidad del paísaje es insólita. Algunos esquiadores se bajan en los tramos inferiores para hacer bajadas libres, que en esta zona están autorizadas. Se debe ir bien abrigado: botas, calcetines gruesos, guantes, gorro y un buen forro polar con impermeable. Algunas personas se marean en la subida; para ellos y para los menos aventureros, junto a la terraza hay un refugio donde se puede tomar desde chocolate caliente a bocadillos, y también desde allí hay unas hermosas vistas. El teleférico cuesta unos 32€ por persona, y la subida con el tiempo de espera viene a ser una hora. También se puede llegar a Chamonix en Francia. Las localidades de Entrevés y La Palua están muy cerca, y merece la pena dar un paseo cuando se baja y, si se desea, comprar algún producto local.

La nieve es uno de los grandes atractivos del valleLa nieve es uno de los grandes atractivos del valle

Las posibilidades de practicar deportes de invierno son tales en el Valle de Aosta que todas, absolutamente todas las variedades, se pueden practicar tanto en el valle central como en los laterales, citare sólo algunas: esquí nórdico, alpino, trinero, de verano, snow bike, tenis, squash, heliesquí, escalada sobre hielo, pared de escalada, patinaje sobre hielo, itinerarios peatonales sobre nieve, raquetas de nieve, snow park, esquí de travesia, curling, trineo de perros, kitesquí, jardín de nieve, parapente, mototrineos, ala delta… Para saber cual se adapta más a las necesidades de cada visitante, será mejor entrar en la web www.lovevda.it. Sin embargo, muchas personas caen en la tentación de alojarse junto a una estación de esquí y no salir de ella: el valle es mucho más que nieve, sólo caminar por sus pueblos puede ser maravilloso.

Los capiteles de la Colegiata de Sant’Orso son uno de los más significativos conjuntos de escultura románica del mundo occidentalLos capiteles de la Colegiata de Sant’Orso son uno de los más significativos conjuntos de escultura románica del mundo occidental

A mediodía es de visita obligada ir a Aosta, el centro del Valle. En los carteles siempre se verá «Aosta-Aoste», ya que se pone el nombre en los dos idiomas: francés e italiano. Imprescindible la visita a los restos romanos desde la Colegiata de Sant’Orso, en cuyo claustro sus capiteles historiados son uno de los más significativos conjuntos de escultura románica del mundo occidental; el teatro Romano; el criptopórtico romano está constituido por una galería con dos naves, sostenida por imponentes arcos en travertino y la Catedral. También son de importante belleza el Ponte Romano, el arco de Augusto o la Basílica Paleocristina e Chiesa di S. Lorenzo: todos ellos están cerca y, como sucede con el teatro rodeado de casas, el arte forma parte de la vida de los valdostanos.

La Latteria Pessina Donatella, en el número 46, tiene todas las variedades del queso Fontina, que además envasa al vacioLa Latteria Pessina Donatella, en el número 46, tiene todas las variedades del queso Fontina, que además envasa al vacio

Hay muchos restaurantes en la capital, pizzerías incluso, a precios muy económicos. Tiene una ubicación muy bella el Ristorante Vecchia Aosta, precio por menú aproximado de 30€, pero hay tantos que es mejor darse un paseo por la ciudad y elegir el que más nos guste. Desde la plaza del arco de d’Augusto sale la calle Via Sant Anselmo, que comunica con la via Porta Praetoria, hasta el final toda esa avenida con diferentes nombres es una calle peatonal llena de tiendas, y en ella se pueden encontrar desde tiendas de vinos como la Vineria di via Sant’Anselmo, a pastelerías: hay decenas, en las que se pueden degustar algunos de los dulces valdostanos. Especialmente buenos los de la Pasticceria Giorgi en los números 102 y 122 de la calle y, sobre todo, sus magníficos panes, tiendas gourmets de pasta, setas, fiambres, quesos… No dejar de visitar la Latteria Pessina Donatella, en el número 46, que tiene todas las variedades del queso Fontina, que además envasa al vacío, y por supuesto, artesanía y recuerdos. Además, en cualquier momento se puede hacer un alto en el camino y descansar en las terracitas que van salpicando la calle.

Castillo de SarreCastillo de Sarre

A media tarde se puede visitar Sarre, a apenas a unos kilómetros de Aosta, donde también hay un hermoso castillo. Situado en un promontorio en la cuenca de Aosta, el castillo domina la entrada al valle alto. Su aspecto actual se remonta al siglo XVIII, pero la estructura se articula alrededor de un núcleo más antiguo, edificado probablemente en el siglo XII. En el 1869 fue comprado por el rey Emanuele II para construir un pabellón de caza. Se puede destacar la galería y el salón de los trofeos, llenos de cientos de cuernos (de dudoso gusto), pero este castillo representa la presencia de la dinastía de los Saboya en el Valle.

Sinfonía di foie gras de carnardSinfonía di foie gras de carnard

Camino a ir a cenar se puede visitar el único hotel de cinco estrellas del Valle: Mont Blanc Hotel Village, cuya habitación doble cuesta 300€ y su suite con jacuzzi 600€ por noche. El hotel dispone de zona spa y un buen restaurante: La Cassolette, desde cuyos ventanales puede verse el Mont Blanc. Hay tres restaurantes con una estrella de la Guia Michelín en el valle, y una buena opción podría ser el Café Quinson en Morgex, donde se puede visitar la hermosa iglesia del pueblo y su estupenda placita con bancos con maceteros incorporados. El Restaurante Quinson realiza una cocina muy elaborada, sus camareras van vestidas con el traje típico regional y tienen varios menús y platos curiosos como la Sinfonía di foie gras de carnard: 30€, o las Verduras en tarro al vapor. Todo es ecológico, con productos propios, muy bien presentado pero algo lento el servicio. Tienen facilidad para personas con problemas de accesibilidad. El precio medio es de 50€-80€.

En la Cooperativa “Les Dentelliés”, 40 personas realizan encaje de bolillosEn la Cooperativa “Les Dentelliés”, 40 personas realizan encaje de bolillos

El último día, el domingo, se puede destinar a ver uno de los valles periféricos. Todos son bellísimos, pero quizá el de Cogne, al sur, en la zona del Valle Gran Paradiso, pueda ser uno de los más interesantes. En invierno, en este valle se pueden realizar diferentes actividades para toda la familia, desde bajadas libres hasta esquí de paseo, y con buen tiempo escalada o senderismo, entre otros. En todo momento se pueden visitar su castillo, sus curiosas tiendas como la Cooperativa “Les Dentelliés”, en la que 40 personas realizan encaje de bolillos, y donde el trabajo más económico, un porta perfumes, cuesta 5€ y el más caro, un mantel, llega alcanzar los 1260€. Además, se puede ver a una artesana (la mayoría son mujeres) siempre trabajando en el escaparate de la tienda. Muy interesante la Feria de San Orso, que se celebra los días 30 y 31 de enero, una fiesta medieval donde se puede comer y beber: embutidos, sopas, pan, mientras más de 1000 artesanos muestran sus productos, una feria que se remonta a hace 1000 años. La mayor parte del Valle es Parque Nacional, con gran variedad botánica y diferentes centros de interpretación, en Cogne está el Centro Villaggio Minatori, aunque siempre es mejor verlos directamente, para lo cuál únicamente será necesario pasear por el campo. También se puede visitar la Fundación Grand Paradis para conocer mejor la arquitectura tradicional de la zona.

En la "Azienda agricola Praa su Piaz di jeantet Bruno Valnontey Congne", toda la familia está implicada en la producción de quesos FontinaEn la "Azienda agricola Praa su Piaz di jeantet Bruno Valnontey Congne", toda la familia está implicada en la producción de quesos Fontina

Otra excursión interesante que se puede hacer en primavera y verano es a una finca agrícola para que nos muestren como realizan el queso Fontina, e incluso que podamos adquirirlo en la tienda que la mayoría tienen. Muy curiosa y enclavada en un hermoso paisaje, visitamos la «Azienda agricola Praa su Piaz di jeantet Bruno Valnontey Cogne«, donde toda la familia esta implicada en la producción de quesos. Se puede visitar llamando por teléfono al 340 7845336. En apenas dos horas, y haciendo la visita sobre las nueve de la mañana, nos encontraremos con Jantet, uno de los dos hermanos propietarios de la finca, en plena elaboración de los quesos. Se ha levantado de madrugada y ha ordeñado a las vacas, la leche la coloca en una marmita de hierro al fuego durante 45 minutos a 48 grados y le añade el cuajo, todavía caliente, con sus propias manos, y después con un paño retira la leche cuajada y la coloca en la prensa. Cuando se ha prensado bien, se coloca el queso en agua salada durante 12 horas, después se retira y se coloca en la bodega a 8 ó 10 grados de temperatura con una humedad del 80 por ciento. Con el líquido sobrante de la cocción se extrae la mantequilla. Durante quince días, después de haberse hecho el queso, se les añade sal un día y se les cepilla al siguiente. Sobre las once su hermano pasea las vacas por los verdes prados, por la montaña, si es verano los animales tomaran flores y pasto verde que se reflejará en el aroma de sus quesos, y también en la producción: 6 quesos diarios, si es invierno baja a dos. Cada 100 litros de leche se convierten en 10 kilos de queso. Los quesos se curan durante tres meses, y se voltean y cepillan diariamente. Mirella, esposa de uno de los hermanos, junto con sus hijas Marta y Arianna se ocupan de la tienda, donde además se vende mantequilla y se ofrece degustación de los diferentes quesos. Merece la pena visitarles y comprar los quesos Fontina que hace artesanalmente la familia. Nunca sabrán como allí, pero al menos recuerdan un poco el sabor del valle.

Otras granjas y todos sus datos se pueden ver en www.itinerairesdesfromages.com

Los postres son uno de los muchos atractivos gastronómicos del Hotel MadonninaLos postres son uno de los muchos atractivos gastronómicos del Hotel Madonnina

Para comer y alojarse en Cogne, no perderse el Hotel Madonnina del Gran Paradiso (englobado en los hoteles Relais du Silence). El precio por habitación es desde 55€ la más económica en temporada baja y 120 la mini suite en temporada alta. Los hoteles en todo el Valle tienen su temporada alta en Navidad del 26 de Diciembre al 6 de Enero y a finales de Julio y Agosto. El Hotel Madonnina es una construcción típicamente alpina, muy acogedor, recubierto de madera, y tiene unas excelentes vistas al valle. Su restaurante es muy acogedor, y la cocina que se realiza es tradicional, por lo que nos ayudará a conocer que «se cuece» en Cogne: las ensaladas templadas son muy buenas, no se puede uno perder la Seupetta de Cogne, que tiene arroz, canela, mantequilla, queso Fontina: es deliciosa; otro plato típico es la Fricachiá «alla cogneintze», que se compone de unas patatas con tocino ahumado y queso gratinado; Ravioli de pasas y queso fresco (muy bueno también); Polenta a la Valdostana, que lleva como siempre polenta, Fontina y mantequilla; Escalope «alla Valdostana», con queso Fontina y Jamón de York: tiene mucho sabor. No hay mucho pescado en el Valle, pero el más sabroso es la trucha. Los precios del menú no pasan de 20€: los primeros 7,5€ y los segundos 11€, y tienen carta en español. Su carta cuenta con el famoso pan dulce Mecoulin y las rosquillas de castañas. Todos los otoños se hace un pan que se llama Copepan y dura todo el año.

La copa de la amistad es un bonito recuerdo del Valle de AostaLa copa de la amistad es un bonito recuerdo del Valle de Aosta

Los alimentos propios del Valle, además del queso Fontina (que se toma prácticamente en todas las comidas) son otros quesos del Vallée dÁosta; el Jamón de Bosses con Denominación de Origen; la lard d’Arnad, una especie de tocineta que se toma muy fina sobre las patatas asadas o sobre pan; el vino con D.O. Vallé deÁosta, vinos jóvenes que van muy bien con la comida valdostana. La carne de vaca es muy sabrosa debido a los impresionantes pastos de la zona; la polenta; las verduras, que se cosechan de forma ecológica; los pescados de río; los dulces…

Para despedirse del valle hay que tomar la copa de la amistad, una especie de queimada que se realiza con café, orujo y diferentes hierbas de la montaña y que cada persona tomará de un pitorrito diferente. La copa de la amistad se vende en la mayoría de las tiendas del Valle y es un buen recuerdo para llevarse a casa y recordar que al Valle de Aosta siempre se vuelve.

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