Viaje a la Italia de Leonardo da Vinci: naturaleza, arte, cultura y gastronomía

Proponemos descubrir al artista más destacado del Renacimiento viajando a los lugares donde vivió y creó su obra. Cuadros en diferentes museos, exposiciones de sus proyectos, esculturas y la muestra de sus códices son el legado que puede disfrutarse en este viaje.

Eva Celada15/11/2019

Casa Natale de Leonardo da Vinci
Leonardo da Vinci nació en Anchiano en 1452 en un caserío delicioso en el corazón de la Toscana a tan sólo 2,5 kilómetros de Vinci. Si se quiere conocer el alma de ese niño Leonardo, hijo natural de un notario y una campesina, hay que empezar por este lugar donde aún se puede visitar su casa natal y un curioso museo:  Villa del Ferrale con su obra a tamaño natural en una exposición cuyo nombre es una declaración de intenciones: “Leonardo, una mostra imposibile, en la que se ven todas sus obras pictóricas reunidas en reproducciones facsímil de alta calidad a tamaño natural.

Bajando por un angosto camino hacia Vinci, todo recuerda que allí al genio florentino, comenzando por el café Leonardo y su pequeña terraza que mira al Museo Ideale, el castillo, la iglesia de Santa Cruz con la pila bautismal donde le bautizaron y muy cerca la Biblioteca Leonardina con 20.000 libros dedicados a Leonardo. Conversar con la bibliotecaria Anna es otro de los placeres de este lugar anclado en el tiempo, en esa Toscana de Leonardo  el artista Leonardo observó la naturaleza y aprendió a amarla hasta el punto de preferir comer vegetales a animales.

En Vinci hay varios restaurantes, en Antica Osteria al Nicchio di Vinci se pueden tomar ricos embutidos y antipasti además de una sopa muy tradicional de la zona: la ribollita.

Ribollita

Florencia, donde se convirtió en Artista.

Florencia, durante el Cuatrocento (siglo XV), gracias a los Medici y otras familias de nobles y banqueros se convirtió en la joya artística que hoy podemos contemplar. Leonardo vivió en esta ciudad desde los catorce años y allí, frente a la casa de su padre aprendió las técnicas artísticas en el taller de Verrochio aprendiendo a pintar y superando muy pronto a su maestro.

Hay mucho que ver en la capital de la Toscana, para seguir las huellas de Leonardo hay que comenzar por la Galeria de los Uffizi en cuya sala 15 se encuentra el Bautismo de Cristo (1470-1475). Absolutamente leonardina la espléndida Anunciación (1472) y más tardía la Adoración de los Reyes Magos (1481) que aunque inacabada es una importante obra de arte.

Muy cerca, cruzando el Arno por el Ponte Vecchio (puente medieval delicioso lleno de pequeñas tiendecitas)  está el Palacio Pitti, un bello ejemplo de arquitectura palaciega renacentista donde vivieron varios Medici del tiempo de Leonardo. Hay una visita a la que hay que apuntarse previamente para conocer las cocinas en el sótano que merece la pena donde además explican cómo era la organización doméstica con 600 personas de servicio para el palacio y 50 cocineros. La despensa donde se guardaban los alimentos se ubicaban bajo tierra e cuevas, también los vinos.

Imprescindible la Piazza del Duomo donde se encuentra la Catedral de Santa María del Fiore, el Battistero di San Giovanni y la Campanile de Giotto.

La curiosa mirada de Leonardo vería como ahora los visitantes otros lugares fantásticos como la Piazza della Signoria y el Palazzo Vecchio, la Piazza e iglesia de Santa Croce o la Iglesia de Santa María Novella tan vinculada al genio florentino. Para ver la ciudad en todo su esplendor es recomendable ir al mirador de Piazzale Michelangelo con su impresionante vista

Para conocer la cocina florentina nada mejor que acercarse al mercado de abastos, allí pueden verse cientos de variedades de vegetales, setas, quesos, vinos, aceites: es un espectáculo. También hay multitud de restaurantes en la ciudad, recomendamos alejarse de las zonas más turísticas e ir a pequeños establecimientos o algunos con tradición como el restaurante Boccanegra, que aún conserva en la cueva, en su bodega, pinturas al fresco de hace cinco siglos y  contiene tres restaurantes en uno (pizzería, hostería y restaurante). Está especializado en platos típicos toscanos entre los que destaca la bisteca, chuleta de vacuno que al menos tiene que tener cuatro dedos de grosor. Entre sus vinos tiene chianti classico de Antinori, una bodega que es impactante por su arquitectura y está situada a 26 kilómetros de Florencia donde también se puede comer muy bien algunos platos renovados de la cocina tradicional italiana en el restaurante Rinnucio 1180 con unas vistas y una luz inigualable.

Milán, rinde tributo a Leonardo

Leonardo vivió en Milán durante 25 años, y la ciudad alberga algunas joyas leonardinas que merecen la visita comenzando por El museo Ambrosiano que es Pinacoteca, Biblioteca y Academia, donde se encuentra expuesto el más importante códice de Leonardo, el Códice Atlántico, miles de hojas escritas en letra especular de izquierda a derecha incluyendo bocetos, dibujos y estudios; y desde el 7 de noviembre la carta que Leonardo escribió a Ludovico para ofrecerse como ingeniero y artista, una carta en la que pretendía que le diera trabajo en Milán. La visita es imprescindible.

La Última Cena

Impactante resulta la contemplación de la pintura ‘La última cena’ en Santa María de la Gracia ubicada en una de las paredes del cenacolo del convento. Esta rehabilitada y hay visita guiada y libre además de una pantalla interactiva a la salida que permite ver con detalle algunos secretos del cuadro como que el pintor incluyó en la obra a María Magdalena, o que para pintar a Jesús y a Judas Iscariote usó al mismo modelo tres años después para reflejar a un alcohólico. Un personaje que se le atravesó al florentino a tenor por la conversación que tuvo con el prior que le apremiaba para que terminara el cuadro y él le amenazó con poner su cara a Judas, si no le dejaba en paz.

Casa de los Atellani frente al viñedo de Leonardo

Frente a la iglesia se encuentra la casa Degli Atellani, cuyo jardín tiene al fondo el viñedo recuperado de Leonardo donde viviría su discípulo Salai. Una casa que también se puede visitar, al igual que el viñedo y que cuenta con un pequeño restaurante donde sirven un vino inspirado en el que se producía en el mismo de la variedad Malvasia Candia aromática

La plaza de la catedral de Milán es una imagen característica de la ciudad. La galería Víctor Manuel II cuenta al final a mano izquierda en la primera planta con el  Museo Leonardo 3 una visita muy interesante ya que cuenta con la reproducción de maquetas y otros artilugios ingeniados por Leonardo, esta exposición se abre cada año en noviembre y diciembre, sin embargo en 2019 se ha abierto todo el año con motivo del V centenario de la muerte del artista.

Castillo Sforcesco en Milán

En el castillo sforcesco se encuentra (posiblemente ya rehabilitado) el camerín que pintara Leonardo y que también puede visitarse. Lo pintó, aunque posteriormente quedo desdibujado, a la vez que la Última Cena por lo que quejaba agriamente al Duque, indicándole que si le distraían con encargos menores no podría terminar el cuadro de Santa María de Gracia. Junto a la plaza de la Scala se encuentra la escultura en homenaje a Leonardo.

Ossobuco un plato muy tradicional Milán

En Milán  hay multitud de restaurantes, proponemos Don Raffaele, hay que reservar porque su cocina tradicional de calidad con buen producto gusta a locales y visitantes. Muy cerca de Santa María delle Grazie está la bocatería de Santis que ofrece los mejores bocadillos de toda la ciudad.

Roma: la ciudad vaticana

En Roma Leonardo vivió a penas dos años en Villa Belvedere donde se alojaban los artistas que trabajaban para el Papa, el Medici León X. Su hermano Juliano insistió en que Leonardo formara parte de su corte y éste accedió pero el clima romano y el estilo de vida de la corte papal no sentaban bien al florentino, tampoco recibía encargos de envergadura al contrario que Rafael o Miguel Ángel.

Barrio Trastevere

El Renacimiento que representa tan bien el artista, era un ‘renacer’ de los clásicos y la roma clásica representada por monumentos como el Circo máximo, el Coliseo o el Foro romano con seguridad fueron de su interés. En la capital italiana hay mucho que ver como La Fontana de Trevi, la Piazza Navona, el Panteón de Agripa, la Basilica de San Pedro o los Museos Vaticanos. También el Castillo de Sant’Angelo situado a la orilla del río Tiber donde esta el corredor que comunica el castillo con la ciudad del Vaticano, el que podríamos decir fue su «barrio» cuando vivió en Roma.

La capital italiana es visita obligada, también desde un punto de vista gastronómico, al menos una vez en la vida (y si se puede más mejor). Un paseo por el barrio Trastevere es una delicia, allí se puede comer o cenar en pequeños locales de un par de mesas de madera en la calle o comprar cualquier objeto de artesanía en sus tiendas. Todas las zonas turísticas están llenas de restaurantes, trattorias, pequeños locales, heladerías, confiterías…un paraíso para los aficionados a la comida.

Para más información: Oficina de Turismo Italiana