Viaje por El Tinto, un río de otro planeta

Viaje por El Río Tinto, un río de otro planeta

Sus colores rojos, amarillos o verdes, la acidez extrema de sus aguas y la composición repleta de metales pesados componen un río único

Joaquín del Palacio24/02/2022

Cuando los romanos llegaron a Huelva descubrieron uno de los mejores yacimientos de minerales de todo el Imperio gracias al color rojizo que tenían las aguas de un río, al que conocemos como El Río Tinto porque parece vino pero… ¡Cuidado que no lo es, no vayan a beber de él!

Un laboratorio para la NASA

Este río nace junto a la Peña del Hierro, en el municipio de Nerva, en plena faja pirítica. Esta franja geológica, repleta de metales pesados, se originó hace unos 300 millones de años cuando la placa tectónica, sumergida bajo el mar, se fracturó y brotó por esa fisura parte del corazón viscoso de la Tierra.

Se solidificó y posteriormente emergió dando origen a una verdadera joya geológica difícil de encontrar en otro lugar del planeta. Cadmio, manganeso, cobre, zinc, hierro, plata, oro, azufre… entre otros muchos componen una colección de elementos de la tabla periódica difícil de igualar y que el Tinto ha drenado siempre de forma natural provocando que tenga esos colores amarillos, rojizos o incluso verdosos.

La NASA utiliza esta zona en muchos de sus estudios relacionados con la vida fuera de la tierra.La NASA utiliza esta zona en muchos de sus estudios relacionados con la vida fuera de la tierra.

Un río de otro planeta que además cuenta con una acidez muy extrema, en torno a un Ph de 2 con algunas zonas de 1,6, es incluso más ácido que el propio ácido sulfúrico, por ello se pensaba que no tenía vida, que era un río muerto, pero no es así, unas bacterias que se alimentan de hierro y que no necesitan oxígeno viven a sus anchas en estas aguas.

Todo en este río es único y alucinante, tanto es así, que la NASA ha realizado muchos estudios y los continúa realizando en el río Tinto y en los residuos de las minas para conocer el comportamiento de los materiales en las expediciones a Marte y para saber qué se pueden encontrar al amartizar.

Paisajes marcianos

Corta Atalaya. Foto © Parque Minero de Rio TintoCorta Atalaya. Foto © Parque Minero de Rio Tinto

En los 100 km que recorren las aguas hasta encontrarse con el Odiel y formar la ría de Huelva, que desemboca en el océano Atlántico, su curso es una maravilla en cualquier punto.

En su nacimiento, la Peña del Hierro forma parte de las Minas de Riotinto y su visita, que puede llevarnos todo el día, no se nos olvidará jamás, porque es anecdótica en muchos aspectos. Hace poco abrieron el acceso a Corta Atalaya, la mina a cielo abierto más grande de Europa, que posee unas dimensiones colosales: 1200 m de largo por 900 de ancho y casi 350 de profundidad aunque ahora está inundada y le resta unos 80 m. Por ejemplo, la Torre Eiffel cabría dentro y parecería un juguete, de hecho, en un lateral quedó una locomotora abandonada que a simple vista se ve con dificultad, es como si viésemos una hormiga a unos dos o tres metros.

Mina peña del hierro. Foto © Parque Minero de Rio TintoMina peña del hierro. Foto © Parque Minero de Rio Tinto

El antiguo tren minero, que iba de las minas al puerto de Huelva, también se disfruta aunque solamente unos kilómetros, es otro recorrido sorprendente que atraviesa una parte de la mina ya abandonada, una zona de residuos de mineral y se acerca al cauce de este río marciano que impacta nuestras retinas con esos paisajes de ciencia-ficción. En el Tren de la Luna se va de día y se ve con luz solar y, por si fuera poco impacto visual, se regresa de noche, con la iluminación lunar.

Aquellos lugares y aquellas imágenes son como si fuese Marte en la Tierra que, por cierto, es el nombre de otra parte de la visita que recientemente se ha puesto en marcha, a finales de 2021, y hace que uno se sienta protagonista de la película Desafío Total, por ejemplo.

Tren de la luna. Foto © Parque Minero de Rio TintoTren de la luna. Foto © Parque Minero de Rio Tinto

La mina la volvieron a poner en marcha los ingleses en la segunda mitad del siglo XIX y para ello construyeron una urbanización de casas para ellos. Casa 21 está incluida en la visita completa a la mina y en ella se ve cómo vivían. El edificio se conserva tal cual y la decoración es de la misma época también.

El Museo Minero contiene una reproducción de una mina romana, mucha información y muchos objetos de interés como, por ejemplo, un vagón de tren de lujo fabricado para la reina Victoria de Inglaterra que estaba en la India y lo trajeron expresamente para una visita que realizó a la mina Alfonso XIII y aquí se quedó. Dicen que es el vagón de vía estrecha más lujoso del mundo y no le extraña a nadie al verlo.

¡Pasajeros a la mesa!

El restaurante Casa Idoia, ubicado en la antigua estación del tren minero.El restaurante Casa Idoia, ubicado en la antigua estación del tren minero.

Como la visita de las minas lleva todo el día hay que comer y comer bien, claro. La antigua estación de Nerva del tren minero ha sido rehabilitada y convertida en el restaurante Casa Idolina que tiene una carta muy selecta de platos. El timbal de pulpo o las croquetas son platos muy ricos pero el atún a la plancha parece que lo comas en plena almadraba: fresco, sabroso y encima, una ración enorme. La relación calidad precio, excelente y además la profesionalidad del servicio en sala es digna de admiración así como el trato personal de los camareros, sensacional.

Molinos colorados

El molino Juan Muñoz. Foto © VillarasaEl molino Juan Muñoz. Foto © Villarasa

Este río en su recorrido va dejando su sello, sus imágenes, y al pasar por la comarca del Andévalo también firma unos molinos que no parecen reales ni virtuales, junto al municipio de Villarrasa, también parecen de otro mundo.

En una ruta que recorre unos 10 km se pueden observar los molinos más fotogénicos en un entorno fluvial que va desde los amarillos hasta los marrones pasando por los colores anaranjados brillantes y unos rojos muy vivos. Al atardecer cuando el sol se agacha este lugar se abre a la fantasía y a la imaginación generando un juego de luces y sombras de colores raros, estrambóticos.

Cuando The Beatles compusieron “Lucy in the sky with diamonds” y escribieron su letra en la que incluían frases como: “cielos de mermelada” o “flores de celofán amarillas y verdes”, no contemplaron ríos rojos ni naranjas ni verdes pero, sin embargo, sí abrieron una nueva puerta a la que después llamaron psicodelia. Una tendencia musical que se unía a unos colores supuestamente oníricos pero que en las orillas del río Tinto habían sido algo habitual desde hacía milenios.

Tramo de la ruta de los molinos. Foto © Hueva ExperienceTramo de la ruta de los molinos. Foto © Hueva Experience

La ruta de los Molinos del río Tinto sigue en parte el trazado del ferrocarril minero que los ingleses utilizaron para sacar el mineral mediante el cargadero del puerto de Huelva, una estructura muy peculiar perteneciente a la arquitectura del hierro del siglo XIX, un símbolo de la capital.

Algunos de estos molinos tienen tres piedras e, incluso, uno de ellos, el molino de Juan Muñoz, tiene cuatro lo que nos hace pensar en cuál sería el caudal suficiente para moverlos entonces, no hay duda, bastante más de lo que hoy en día baja. Otro detalle que hace singular al Tinto es que mientras otros ríos solamente erosionan con el paso de sus aguas, el Tinto debido a la cantidad y diversidad de metales que portan sus aguas provoca un extraño efecto, ayuda a solidificar los sedimentos de sus orillas, como si los soldase, una característica más que contribuye a hacerle único.