Viajes y Turismo: periodismo aún en las trincheras

Eva Celada10/07/2012

No es frecuente que nos hagamos eco de una revista en su conjunto; a veces lo hacemos de algún artículo en particular, siempre citando la fuente, así nos lo enseñaron nuestros mayores -creo que algunos en el paro- y, aunque no sea el periodismo que se lleva, aún lo hacemos así.

El número 182 de la revista de Viajes y Turismo, el que corresponde a Mayo y Junio, no tiene desperdicio. En su portada se mezclan, como en el resto, viajes, política, opinión… «Cristobal Montoro muestra su extraño patriotismo» reza en el antetítulo de la misma, mientras que el título va más allá: «Que caiga España, ya la levantaremos nosotros». Menos incendiario un artículo sobre Cantabria y otro muy interesantes «De Chipre a Al Andalus, mirando al mar Mediterráneo«. En el índice una entrevista de Sebastián Franquis, portavoz de Turismo del PSOE en el Congreso, otro artículo sobre el Valle del Jerte y un largo etc. Muchos artículos son cortos y otros más extensos, pero todos ellos estan muy bien escritos por su director. Otro cantar es la parte gráfica, algo más rústica, e igualmente curiosas las últimas páginas, que se denominan de Actualidad, donde conviven la música, el arte, el teatro y otras disciplinas artísticas. A gastronomía destina Viajes y Turismo dos páginas que escribe Gema Vallejo y que incluye una parte de vinos (se nota que este tema no es el fuerte de la publicación, pero también son simpáticas). Con todo, no reseñamos la revista por sus contenidos, con ser estos de calidad, sino por ser capaz de tener una línea editorial valiente e incluso incisiva, y me refiero especialmente a la sección «Galería del chapapote del sector», donde se denuncian algunas tropelías que algunos colegas realizan impunemente.

Todos sabemos que hay prácticas periodististicas en relación con la gastronomía y el turismo decoradas con una impresionante falta de ética y que, en muchos casos, rozan la ilegalidad. ¿Quién las denuncia? Nadie, no nos atrevemos, requieren de investigación, documentación y, posiblemente, enfrentarte a juicios para demostrar lo que en muchos casos son algo más que sospechas. Informaciones que sólo se dan en los medios si el origen de las mismas paga, congresos al que sólo te invitan si el organizador de turno paga al intermediario, premios que en realidad no existen pero que figuran como otorgados por los consumidores, y un largo etcétera.

Felicitamos a quién es capaz de alejarse de los intereses económicos y el pesebreo, a quién es capaz de practicar un periodismo de trincheras, a pesar de que ello sólo lleva a la incomprensión y el agotamiento.