Finca Nueva, de Miguel Ángel de Gregorio

Vinos divertidos para el verano, hechos por bodegueros serios

Con Mucha Gula16/08/2011

Parece que nos hemos caído del guindo y que, definitivamente, los bodegueros han visto la caída sin red de consumo de vino en España en el segmento juvenil y menos juvenil. La mayoría de los abuelos que tenían la botella de vino más o menos imbebible en la mesa a la hora de las comidas junto a La Casera, o han muerto, o el médico les ha prohibido el alcohol. Los que ahora somos padres, debido a la imagen cutre y baja calidad del combinado de nuestros abuelos, hemos desterrado de nuestro menú diario el vino. Y nuestros hijos, que no han visto una botella de vino en la mesa de casa nunca, ni se han planteado pedir una copa en un bar o en una discoteca.

Hay que ser poco visionario para adivinar la situación a la que tristemente hemos llegado: En España no se consume vino.

Mientras muchos bodegueros siguen sacando Riojas modernos que no pasan de ser vino al gusto del equipo del gurú Parker, mientras en la Ribera del Duero aumentaban conscientemente la madera nueva, la sobremaduración de la uva, la complejidad y obligadamente -maldito calentamiento global- la graduación alcohólica, han aparecido personas que han buscado cosas distintas.

Finca Nueva, de Miguel Ángel de GregorioUnos son jóvenes casi desconocidos, con producciones pequeñas que buscan la frescura donde es difícil sacarla. Véase nuestro ganador del premio CON al «Bodeguero con mayor Proyección» de este año: Alfredo Maestro y su magnífico Viña Almate.

Es éste vino un Ribera de libro (Vino de la Tierra de Castilla realmente), pero con toda la potencia contenida y convirtiéndose en un verdadero placer como compañero de comida.

El siguiente perfil, y por el que escribo estas líneas, es el de grandes bodegueros que hacen cosas antinatura para su nivel y que posteriormente a haber conseguido casi todo lo que se puede conseguir en el mundo de los vinos, han visto que ese no era el único camino. Los vinos Finca Nueva de Miguel Angel de Gregorio son un ejemplo de esta nueva ola y su etiqueta una política de intenciones en si misma.

En ella aparece un pájaro escapando de su jaula. Este pájaro, conscientemente escogido, es un colibrí y su capacidad única de volar hacia atrás es reflejo de la realidad del propietario de Finca Allende. Ya tiene vinos calificados con 100 sobre 100, pero se había dejado un concepto de vino atrás: vinos bien elaborados, sin complicaciones, con fruta de buena calidad, pero sin viñas viejas con su concentración… y con todo el buen saber hacer de un gran enólogo.

La gama va desde un blanco Viura joven, restallante de frescura y amabilidad, pasando por un blanco con madera al que las barricas de roble le han dado ese punto de seriedad y capacidad de guarda que lo hacen más interesante; un rosado realmente divertido y ligero que aconsejo tomar muy frío; y un crianza que, aún siendo un Rioja, no tiene nada que ver con la Rioja clásica ni con la moderna. Realmente, uva tempranillo y más tempranillo, pero con una elegancia y mesura propias de vinos de mucho mayor precio. Como ejemplo descriptivo, en la última botella bebida, le castigué con unos inaceptables 23 grados y ahí estaba el vino aún: frutal y divertido. Y por fin, un reserva que marca la línea de lo que me gustaría fuera la nueva Rioja: fruta compensada, si; acidez, imprescindible; madera, la justa; precio, contenido. Y, repito, un gran trabajo de viticultor y enólogo orientado a un público juvenil o, simplemente, de ambientes desenfadados y sin perder de vista la calidad. Lo divertido también puede ser suficientemente serio en este caso.

No muy lejos de Rioja, en Navarra, Julián Chivite Marco ha desarrollado toda su vida profesional en la bodega familiar. Sólo hace poco ha querido probar en un nuevo y particular proyecto: «Labores de Unzu«.

Labores de Unzu, de Julián ChiviteEl portfolio de momento es más modesto que el de Miguel Angel de Gregorio, de momento un verdejo de Rueda de parcelas especialmente escogidas. «Volver a los orígenes, a la autenticidad de la uva verdejo, y todo ello con un vino pensado para el disfrute de los amantes de los blancos con personalidad», dice Julián sobre la intención de su proyecto.

Después de catarlo y de olfatear sus frutas tropicales en nariz, no diría que se enmarca dentro de los verdejos austeros, que son los que consideraba auténticos -siempre se aprende algo. Sin embargo, el buen trabajo de bodega hace de este vino una perfecta opción como vino fresco, pero a la vez con cuerpo y densidad suficientes para ser consumido sólo en una terraza en verano, sustituyendo a cualquier otra copa o a una cerveza. A la hora de escribir estas líneas ha conseguido el primer premio en la cata ciega llamada «Transfronteriza de blancos del Noroeste Ibérico», venciendo tanto a verdejos como a vinhos verdes, tanto a albariños como a albarinhos

El rosado homónimo UNZU es un vino que descoloca. A punto de dejarlo sobre la mesa por sus aromas a yogur de fresas o grosellas, similares a los de sus hermanos conceptuales, los garnachas mediterráneos, le di una oportunidad en boca y ahí es donde demostró su valía como un garnacha navarro. Nada empalagoso, fresco y refrescante, agradable y gratificante. Eso sí, tomándolo entre 4 y 8 grados.

En resumen, me la juego con estos vinos afirmando que en una cena de verano, en una terraza y a su temperatura correcta, serán todos un éxito seguro.