En los últimos años, diría meses, los estantes de los bares de copas, que se habían mantenido durante decenios inmóviles, se han visto enriquecidos con nuevas referencias de ginebra. Desde la Hedricks con su exótica rodaja de pepino en vez de la clásica de limón, pasando por la aromática G-Vine y hasta las más secas Bulldog y Martin Miller, entre otras, unidas a la aparición de tónicas desconocidas hasta hace nada como puedan ser la Fever Tree, Fentimans o la eterna Schweppes, han revolucionado el mundo del gin tonic.
Barmans compitiendo por realizar el mejor rito de preparación del GT y consumidores ávidos de novedades han dado un ritmo vertiginoso al combinado, en el que las marcas se ponen y pasan de moda en unos cuantos meses.
Una de las últimas novedades ha sido la Whitley Neill, presentada hoy en Madrid. Es una ginebra distinta que en su composición hace uso de extractos del baobab, árbol emblemático africano y que quizá debido a este compuesto tiene toques minerales y de frutos secos (pistachos, según mi amigo Ramón).
Claramente pensada para acabar mezclada con tónica, por los apenas 25 euros que cuesta se convierte en una interesante opción. La distribuye en España The Water Company.
Una corteza de limón o lima, mucho hielo, no demasiada ginebra y una buena tónica -todo dentro de una copa grande-, acompañado de buenos amigos y… ¿Por qué no un buen sushi?, pueden convertir un gin tonic en una experiencia inolvidable.
