Entre las poblaciones de Cullera y Gandía, a 57 kilómetros de Valencia, se encuentra esta pequeña población de interior que cuenta con una bella y extensa playa de arena blanca de 3 kilómetros de longitud y una anchura de 100 metros. De ambiente familiar, cuenta con un nutrido número de restaurantes donde se puede comer muy bien, y en la mayoría de ellos a muy buen precio.
Qué ver en la zona
Algunos han hecho de esta localidad su refugio… y te dicen: «no se lo cuentes a nadie». La razón es que una de las grandes cualidades del lugar es la ausencia de masificación, ni siquiera en el temible agosto, durante el que aún se puede ir a la playa y disfrutarla con tranquilidad.
La playa en sí misma es una belleza, en zonas parece el Caribe con aguas cristalinas y arena blanca, cuenta con un cordón dunar lleno de flora autóctona que, por sus características, está galardonado desde 1988 con la Bandera Azul Europea, además de otros premios. En un extremo hay una zona nudista.
La playa dispone también de un punto accesible que permite a los minusválidos tomar el baño ayudados por sillas de ruedas acuáticas, muletas anfibias y personal cualificado y amable que hace posible que decenas de personas puedan disfrutar del agua durante el verano en un amplio horario,además de poderse acercar a través de las pasarelas a la orilla del mar.
Al sur de la playa de Xeraco está la zona de La Goleta, donde desemboca el río Vaca, y que cuenta con un mirador de madera para ver las aves como el coll verd o la polla de agua, además de garzas, fochas y peces como las tencas y las lisas, o disfrutar de unos magníficos atardeceres (aunque el sol se pone por la montaña, no por el mar). Desde esa zona se puede ver la playa de Gandía, que está al otro lado del río, y a la que se puede acceder una pasarela en bicicleta o caminando.
No hay paseo marítimo como tal en Xeraco playa, sólo una pasarela en una parte de la playa. Es una pena, porque tanto personas con movilidad reducida como visitantes podrían disfrutar de toda la playa si fuera más larga. En contrapartida hay muchos accesos, algunos de ellos adaptados. La calle principal, en paralelo con la playa, tiene dos supermercados, varios parques infantiles, muchas tiendas, heladerías y restaurantes, aunque la mayoría solo abren en verano.
A pesar de ello en Xeraco pueblo, a 2,5 km. hay todo tipo de establecimientos. Xeraco pueblo está situado en la falda de una zona montañosa dominada por la cresta de Montdúver, pico de 843 metros de altura o el Tossal Redó, el Mojón de los Cuatro Términos, la Font dels Madallars, entre otros. De oeste a este encontramos la sierra de la Barcella, entre cuyas dos estribaciones se ubica un ancho valle que está atravesado por los barrancos de la Font de L’ull y el de la Font del Xopet, donde hay un sendero el P.R. V-183, recorrido homologado de monañismo que puede recorrerse en dos rutas diferenciadas donde se puede disfrutar de una amplia flora y muy poca densidad de gente, con lo cuál se puede disfrutar del mar y la montaña en apenas minutos. También resultan deliciosos los paseos por los campos, especialmente en mayo por los naranjos en flor, lo que ya merecería la visita al municipio.
Abierto al mar y cerrado por el macizo del Mondúver, Xeraco accede al monte a través de senderos y veredas que permiten adentrarse hasta los manantiales generosos de la tierra. Uno de las sendas más características descubre las fuentes de l’Ull, de l’Olivera y del Xopet, en un perímetro circular. Nace en la misma carretera general 332 por el camino de la Font de l’Ull. En el primer tramo, por una calzada asfaltada, se alcanza la cantera, donde principia un sendero de montaña que nos lleva hasta el manantial. En este punto la senda realiza un giro de 180 grados, para volver al origen a través de una vía elevada que discurre entre la flora mediterránea característica: mirto, encina, acebuche o restos de las antiguas plantaciones de algarrobos. La altura permite observar la variedad de paisajes que se abren al caminante. Las distancias son asequibles con un tiempo de recorrido aproximado de tres horas, aunque se pueden acortar con recorridos singulares en el mismo tramo, como el monte de la Barcella, de escasos treinta minutos.
Muy cerca están las poblaciones de Cullera, a la que se puede ir a través de caminos de naranjos y Gandía, a la que se puede ir hasta caminando, especialmente al Grau. A pocos kilómetros se encuentra el Real Monasterio cisterciese de Santa María de la Valldigna en Simat de la Valldigna, Fundación ordenada por Jaume II el Just en 1298 con posteriores renovaciones y que cuenta con Almazara, Fuente de los tritones, Iglesia de Santa Maria de la Valldigna, claustro del silencio, refectorio, palacio del Abad… todo el conjunto muy bien restaurado. La visita merece la pena.
Qué comer en Xeraco
Los arroces mandan en Xeraco. En verano los productos de la huerta son excelente, desde pimientos a berenjenas, los tomates del Perelló una delicia, así como las tortas. Los dulces, de preferencia de los locales el fartón, tienen hasta una feria el tercer fin de semana de agosto. Imprescindibles los helados, que se ofrecen en diferentes establecimientos. Además, en toda la zona son habituales los salazones y los encurtidos, que suelen presentarse en las ensaladas y que también se venden a granel en algunos supermercados. Y Xeraco cuenta además con un mercadillo los lunes en el pueblo y los sábados de verano en la playa.
Una cocina sencilla muy estival es lo predominante, aunque hay pequeñas joyas gracias a establecimientos que trabajan muy bien productos en concreto, como los pescados, carnes y vegetales. En casi todos los establecimientos se toman buenos arroces y fideuàs. El precio es muy ajustado, los menús del día van desde 8 euros en un restaurante chino a los 10 en uno de los mejores con relación calidad-precio o 16 en un restaurante algo más creativo. También hay alguna pizzería, así como numerosos establecimientos de cocina preparada que puedes llevarte a casa: desde pimientos rellenos a pollos asados…
Y para merendar…
La merienda es importante en las tardes de verano en Xeraco Playa, y una horchata y dos fartones es la propuesta de la mayoría de las heladerías, hay aproximadamente media docena de ellas. Ninguna hace helados artesanos, aunque aquí el helado, aunque lo hagan empresas locales, es casi una religión y suele estar buenísimo: el de mantecado de la Jijonenca es espectacular, también la leche merengada. La heladería La Tahona tiene, además, un excelente pan y repostería casera. En la heladería Xixona, además de excelentes helados, también se puede tomar la merienda tradicional valenciana: una horchata y dos fartons, posiblemente los mejores de la zona, a un precio de 3,20 euros. Horneados por ellos mismos son los fartones de Siroco, en la avenida de Borrons, 10, que además ofrecen granizados caseros de frutas como la piña o la fresa.Es de los pocos lugares de la zona en los que hay wifi, y es gratis. En frente se encuentra la churrería, lástima que sólo abren por la mañana.
Algunas curiosidades
Los agricultores de la zona venden en pequeños puestos en la calle desde sus tomates a sus judías verdes recién recolectadas, también fruta e higos. Merece la pena. Los quesos artesanales de El Gourmet están muy buenos, especialmente los de cabra fresco y curado, y su furgoneta, donde los venden, suele estar por la calle principal y el quesero entra en los restaurantes y cafeterías para ofrecerlos, también los sirven a domicilio comprandolos a través de su web. El único restaurante chino, Playa Lichi, tiene un menú diario por 8,50 euros bastante correcto, y también se puede tomar una paella casera de verdad en un pequeño restaurante en la carretera de Xeraco playa hacia el pueblo: Cabaña Enriko (Tel. 677 157 873), que se acompaña con una ensalada si se desea, y con sandía del huerto de la propiedad o helados, todo ello desde 15 euros.
Restaurantes imprescindibles
Natalí (Avenida de la Mota, 20 Playa Xeraco Tel. 697 979 867): Muy buena relación calidad-precio y trato familiar, con algunos camareros como Iván que son un encanto y menú de lunes a viernes que disfrutan habituales (10 euros) y paellas de encargo, la del Señoret excelente, estupendas las hamburguesas y los pescados, su propietario Salva ofrece algunos que incluso él mismo pesca fuera de temporada, ya que en el verano apenas tiene tiempo. El restaurante está siempre lleno, hay que reservar. Imprescindible por relación calidad-precio, trato y calidad de los platos, que se nota que están hechos con mucho cariño. El precio medio es de 20 euros a la carta.
El Cantonet: Uno de los restaurantes más afamados de la zona, dirigido por Ramón de Llobet, se caracteriza por sus carnes y pescados cocinados con brasas. También hacen todo tipo de arroces, y las ensaladas están estupendas con frutos secos, queso y encurtidos. Muy recomendable el steak tartar y el tartar de atún. Buena bodega de vinos y postres caseros, que realiza la hija del dueño, Jade de Llobet. El Cantonet (Tel. 96 288 83 27) cuenta con una amplia terraza muy acogedora. Los jueves hay cocido valenciano, excepto en agosto. El precio a la carta es de 35 euros aproximadamente. El servicio de sala es ágil y amable. Hay que reservar durante el verano, ya que está entre los establecimientos que prácticamente siempre están abiertos, incluso en invierno.
Marivent: El único restaurante desde donde se puede ver el mar está especializado en arroces y pescados. Cuenta con una terraza cerrada y un comedor interior. Se puede desayunar el típico almuerzo que proponen varios establecimientos, y que incluye bocadillo, ensalada, café y/o bebida a buen precio. Hay frituras y mariscos, además de un menú del día por 9 euros que incluye un plato de arroz.
Al aire libre esta el comedor del restaurante Capricho nº 8, ubicado en la calle Borrons, y con una estética similar el restaurante Kontrastes, que sólo abre en verano y que ofrece una propuesta curiosa basada en aunar diferentes productos para completar cada plato.
Los arroces se sirven en todos los restaurantes de la playa. Los más demandados son los de El Cazador y El Quijote que se sirven en sus propios establecimientos y también en diferentes chiringuitos.
Comer en la playa: los chiringuitos
No los he contado, pero hay 9 chiringuitos en la playa de Xeraco. Cada uno de ellos cubre un tipo de publico diferente: los hay para gente muy joven, muy fiesteros, más gastronómicos, mas relajados…
Cocina propia tiene el Chiringuito Arena (656 526 812), donde también se puede comer arroces, pescados, mariscos, ensaladas y postres. Los precios de ambos son similares: de 15 a 20 euros según bebida. Las copas y cócteles suelen costar de media unos 5 euros. También se puede comer cocina informal: hamburguesas, embutidos o ensaladas en el chiringuito Bambú, donde sirven muy bien presentadas todo tipo de copas y hay música en vivo los sábados y domingos por la tarde.
La amabilidad del personal de la mayoría de los establecimientos está garantizada, salvo en muy contadas ocasiones. Conviene tener en cuenta que apenas hay extranjeros en Xeraco, salvo algunos franceses, y que la gente se conoce porque es un turismo, en muchos casos, familiar y habitual.
Otros restaurantes de la zona que merece la pena conocer están en Cullera: Cava Baja; en la Albufera: la Genuina; en Daimús: Casa Manolo. En Tavernes: Dall italiano, hacen la pasta ellos mismos y cuentan con Jornadas de la Trufa en invierno.
Dónde dormir
No hay hoteles en Xeraco (los más cercanos están en Cullera y Gandía), aunque la playa cuenta con el camping San Vicente que dispone además de algunos bungalows individuales.
Lo que sí hay en Xeraco son apartamentos vacacionales, que se pueden alquilar por semanas, quincenas o meses. Hay varias empresas que pueden facilitarnos el proceso, nosotros podemos recomendar por experiencia Asetur, cuyo trato es muy cercano pero profesional y se ocupan de todo, incluso de la limpieza.
Y si te enamoras de la zona, algo que suele ocurrir, siempre puedes contar con ellos, Ángel Caravaca y su equipo, para tener un apartamento o casa adecuado a tus necesidades o incluso comprar una vivienda en la zona con todas las garantías. Belmar, Calabuig, Costasol, Espatur o Habittania son otras empresas que disponen de apartamentos.
Agradecimientos: Joan Iborra