Al noreste de ese país de la península arábiga, Melchor, Gaspar y Baltasar cargaron sus camellos de incienso, oro y mirra e iniciaron su viaje hacia Nazaret.
Precisamente el incienso ha dado lugar a una ruta extraordinaria. En Hadramaut, además de encontrarse el punto de partida de los Magos de Oriente también sorprenden sus oasis cuajados de palmeras y naranjos en contraposición de un pasaje desértico y edificaciones de adobe.
Para llegar a Hadramaut desde Sanaa (capital de la República de Yemen) la opción más espectacular es la de seguir precisamente la Ruta del Incienso. Atravesando el desierto, visitando la capital del mítico Reino de Saba y disfrutando de un recorrido salpicado por hallazgos arqueológicos de gran belleza.

Después de un interesantísimo viaje se llega las ruinas de Shabwa, antigua capital de Hadramaut. Con su origen situado unos mil años antes de cristo y habitada hasta el siglo XVI. La que fue una ciudad de gran esplendor, cuenta aún a su alrededor con alguna de las minas de sal que también la hicieron famosa en su época.
El viaje continúa…
Continuando el viaje se llega a Habban y Azzan, ciudades en las que se supone se encontraron las reliquias de los Reyes Magos y que ahora descansan en la catedral de Colonia (Alemania). Ambas ciudades, así como el resto de las de la región de Hadramaut, tienen como seña de identidad sus «rascacielos» hechos de adobe, que dejan boquiabierto al viajero al contemplar semejante obra de ingeniería.
También se puede visitar Shibam, conocida por haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace más de 20 años, y donde además de las altas e impresionantes edificaciones se puede contemplar la muralla que rodea la ciudad. Todo ello dentro de un valle que, además de Shibam, da cabida a otras ciudades no menos llamativas y merecedoras de una visita.
Todo ello conforma un viaje no sólo a una zona del planeta misteriosa e interesante, si no también a parte de la historia de la cristiandad.