Los primeros rayos de sol son una buena excusa para salir a la calle. El pasatiempo preferido en Zagreb es disfrutar del aire libre, sentarse en una terraza, tomar un café o un refresco y mirar a los transeuntes y, por supuesto, también dejarse ver. Las terrazas están llenas de gente bien vestida y alegre a cualquier hora del día. A la capital se la conoce como «el corazón de Croacia», que se representan en el Licitarsko con un corazón rojo que en principio se hacia con harina y miel y se comía; ahora no, ya que se pintan de rojo por encima y sirven como obsequio. Regalar este objeto es una costumbre que denota amor y es también un regalo de bienvenida.
En la capital viven setecientas mil personas de los cuatro millones y medio de habitantes que tiene el país. Su actividad cultural es tal que más de cien exposiciones artísticas diferentes compiten entre sí, con opciones tan sorprendentes como el Museo de las Relaciones Rotas, nominado al Museo Europeo del Año en 2011 y ganador del premio Hennetz Hudson como el museo más innovador de Europa, y cuya entrada cuesta poco más de 3 euros. El espacio se creó partir de una exposición intinerante basada en el concepto de las relaciones fallidas y sus ruinas. El museo ofrece la posibilidad de superar una ruptura emocional contribuyendo a la colección del museo con algún objeto que represente una pérdida. Esta situado en el Palacio de Kulmer, en la ciudad alta, y contiene objetos tan curiosos como esposas, cuadros, libros o anillos. Recientemente un político croata entregó un regalo que otro político le había hecho en el momento en que su relación de colaboración se había terminado…
En la capital se unen la gastronomía continental con la más mediterránea. De esta forma, confluyen platos nacionales como el Strukli, que cada zona considera autóctono, con los famosos filetes empanados con queso y jamón similares a los san jacobos. Los quesos les gustan poco curados, casi frescos, y se utilizan en multitud de platos, casi todas las ensaladas los llevan. Las sopas son otra de las especialidades de la ciudad, y vienen a ser una crema con tropezones, bastante contundente pero a la vez bien integrada. El Paprenjak es un pastel aromático tradicional. Los vinos, especialmente blancos y las cervezas completan una oferta que siempre sorprende, como también lo hace conocer que las corbatas tiene su origen en Croacia, así como los bolígrafos.
Otra de las grandes atracciones de la ciudad es el Mercado Dolac , donde colores, sabores y olores se mezclan en un espacio de varias plantas, con una amplia zona al aire libre en la que destacan cientos de sombrillas rojas, el color nacional del país, que procede de los paraguas rojos del pueblo de Sestine que forman parte de su traje popular. Creado en 1930, antes estaba en la Plaza Central y ahora se ubica muy cerca de la misma, junto a la Catedral.
Los agricultores ofrecen sus productos directamente de sus huertos, desde ajetes a deliciosas alcachofas. Una nave bajo techo contiene todo tipo de pescados recién traídos del Adriático, desde caballas a pescadillas y por supuesto mariscos, exquisitas las cigalas. En la parte exterior también se encuentra el mercado de flores, con un bar cuya terraza mira al resto del mercado.
Nos paramos en la queseria de Lovrekovic. Barbara tiene 77 años y lleva desde 1955 vendiendo quesos, el que más gusta es el queso fresco de Cabraque. Los quesos frescos del país son una exquisitez que se utiliza constantemente en su gastronomía, éste cuesta unos cinco euros el kilo. También se venden vinos y aguardientes a granel, como el vino de Soskiczona de Plesivica, a 25 kilómetros al oeste, el vendedor se llama Miroslav Brajkovic, y él mismo rellena las botellas de plástico con sus vinos del país.
El pan es otra de las delicias que se pueden encontrar en Dolac: de centeno, maíz, integral, se hace de dferentes tipos, como el de hogaza o el mediterraneo de aceite de oliva y cebolla. En Dinara tienen 30 tipos diferentes, así como pasteles de nueces y frutos rojos y diferentes tipos de strudels, uno de los dulces que más gustan en la zona. Los embutidos más populares son los chorizos y salchichones, también jamones ahumados y codillos curados, que se utilizan como embutidos para los guisos como el Dimlyena. El mercado se abre desde las 6 de la mañana hasta las 15h. de la tarde y los domingos hasta las 12.
En la zona alta, casi colgado de la ladera junto al teleférico que baja a la parte alta se encuentra el restaurante La cocina tradicional mediterránea se puede degustar en Pod Grickim Topom, donde se realiza cocina tradicional con platos como los entrantes con embutidos y quesos o el Strutela Cottagechees Strudel, uno de los platos más populares del país, una especia de brik de pasta con queso fresco en su interior, que en cada lugar se hace de una forma, va gratinado. Otro plato es la Pasticada, un redondo de ternera con salsa clásica de zanahoria y ñoquis, todo muy natural. Muy ricos los postres, como un original bocadillo de bizcocho de chocolate relleno de helado de vainilla y bañado en crema de chocolate y frutos rojo. Los vinos blancos croatas son muy reconocidos, en especial el Malvasía.
Otro de los establecimientos más conocidos del país es el restaurante Zinfandel’s, situado en el lujoso hotel Explanade construido por los dueños del Orient Express, un hotel donde Agatha Christie escribió su famoso libro «Asesinato en el Orient Express». El restaurante esta dirigido por la cocinera Ana Grgić, que lleva trabajando en el mismo desde los dieciséis años. El menú degustación de seis platos tiene un precio de 90 euros, pero tanto la calidad de la comida, así como el servicio, el entorno y la bodega son de máxima calidad. En el restaurante tomamos Foie con pistachos y tomate asado, seguidamente un Tártar de atún con tostas, posteriormente uno de los platos más acreditados de la chef croata: el Risotto con trufa, elegante e intenso en sabor. Continuamos con un exquisito Linguini con vieiras suave y rico, muy elegante. Excelente la salsa de espárragos que le acompaña, también la famosa Sopa de ortiga, una planta con la que se hacen multitud de preparaciones en el país. Seguimos con un Lomo de cordero técnicamente perfecto, además de con mucho sabor y Cerdo ibérico, un homenaje a esta carne con una mousse en gelée también muy rica. Se nota que el ibérico es la pasión de la cocinera, que ha trabajado en Berlín y Bruselas para completar su formación. La cocina del restaurante esta sin duda condicionada por el gusto de sus clientes, que prefieren platos menos creativos, de hecho la propia cocinera reconocía: «He intentado hacer cocina molecular pero he tenido que quitarla: mis clientes no la querían».
En Zagreb se pueden tomar exquisitos helados en heladerías como Vincek o Milenium, realizados a la italiana. Son también tradicionales bebidas como los Gemist, combinados con vino blanco o agua mineral con gas, también con vino tinto y agua natural. Los licores como el Travarica de hierbas, Lozovaca de uva, Médica de miel o el Visnjevaca de cerezas.
Toda la ciudad esta llena de pastelerías, visitamos la de Hansel y Gretel (Ivica i Marica), donde nos atiende Ivana Levanic, ofreciéndonos una tarta denominada La Bella Durmiente, que se compone de una crema de naranja sobre mousse de chocolate y un viscuit de almendras.
Pasear por sus parques y jardines, donde la gente conversa, las parejas retozan y los niños juega como si por allí nunca hubiera pasado el estrés, como si el tiempo en la ciudad tomara otra dimensión. Es lo que los croatas denominan la cultura de la sala de estar, porque sin duda, en Zagreb la gente vive en la calle.