Los cítricos son una importante fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, aportan nutrientes y nos ayudan a prevenir resfriados, por lo tanto son la fruta perfecta para el invierno.
Naranjas, limones o pomelos son exquisitos en zumo y, además, se pueden combinar con otras frutas. Aconsejamos tomarlos preparados con licuadora, ya que toda la pulpa también se toma y se pierde menos fibra, aunque se debe consumir inmediatamente y, si se desea, se puede añadir un endulzante natural como puede ser la miel.
También se pueden hacer exprimidos con exprimidor normal, con el que se obtiene un zumo más ligero, con menor fibra, pero igualmente delicioso. En este caso, si exprimimos bien se obtendrá parte del zumo cercano a la pulpa y se tendrán mayor contenido en polifenoles, lo que le dará al zumo un toque amargo que no es desagradable y que es un indicativo de calidad y de mayor beneficio para la salud.

Los zumos de naranja, limón y pomelo se pueden mezclar con otras frutas que atenúen su acidez, como la pera, la manzana dulce o el plátano, con lo cuál tendrán que prepararse en la licuadora, pudiéndose hacer también con lácteos, leche o incluso yogures, además de con verduras, como zanahoria o apio.
Algunas personas a las que no les sienta bien las frutas con pulpa, sí toleran bien los zumos porque son mas digestivos. Si preparamos un zumo en la licuadora debemos tener en cuenta el número de raciones, ya que una taza de zumo de zanahoria tiene prácticamente los mismos nutrientes que cuatro tazas de esa misma hortaliza rallada.
El momento del día más indicado para tomar zumo de cítricos es la mañana, en el desayuno y en el almuerzo, y también a media tarde. Además, un zumo puede también servir de base para las ensaladas de fruta, con fresas, plátano y kiwi, constituyendo una auténtica fuente de salud.
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