La Familia Martínez cuenta con una de esas historias que da gusto escuchar y en las que la tradición, el amor por la tierra, el esfuerzo, el trabajo y la familia son los satélites que giran alrededor del verdadero protagonista de todo: el queso. Todo comienza en los años 60 con el matrimonio formado por Jesús Martínez y Justi González y hoy, 60 años después, sus hijos han continuado con la quesería llegando a obtener una DOP propia: Los Cameros. Sonia Martínez, la pequeña de los cuatro hermanos que dirigen la quesería nos habla del pasado, del presente y del futuro del negocio familiar.
La historia de vuestra empresa comienza en los años 60. ¿Han cambiado mucho las cosas a la hora de elaborar los quesos?
Nuestros padres comenzaron todo en 1961 y desde entonces las cosas han cambiado muchísimo. Si que es cierto que tenemos una misma base en cuanto a producto, recetas, la forma de hacer las cosas y sobre todo una filosofía que tenemos totalmente interiorizada en nuestra cabeza, pero los cambios han sido evidentes: desde un punto de vista tecnológico (mis padres no disponían de estos recursos ya que por una parte no existían y por otra no contaban con los medios económicos para obtenerlos) hasta la globalización que nos ha llevado a una forma de comercio muy diferente. Hoy en día podemos colocar producto en Alemania en dos días, cosa que antes era imposible. Pero las bases, las recetas, las fórmulas… todo eso sigue igual.
Os encontráis en La Rioja, una tierra que es principalmente conocida por sus vinos. ¿Supone esto un hándicap para comercializar otros productos o una ventaja?
En absoluto, todo lo contrario. Para nosotros el vino es un compañero de viaje maravilloso y estar en La Rioja nos ha servido para diferenciarnos aún más. Cuando sales fuera de España, pertenecer a La Rioja te abre puertas. Y por otra parte estamos encantados de ser “los raros” dentro del mundo del vino, aquí en La Rioja somos “los del queso”.
Este año se celebra el 10º Aniversario de uno de vuestros quesos más especiales, el Oveja Añejo. ¿Me puedes hablar un poco de él?
La historia de este queso comienza a finales de los 70 – principios de los 80. Mi padre, siguiendo un concepto que ahora está muy de moda, cuando elaboraba cubas de queso de oveja (por aquel entonces no hacía demasiado, hacía más de vaca y mezcla) guardaba los mejores quesos de cada cuba para darles una maduración mucho más prolongada y poder disfrutarlos tiempo después con un sabor mucho más pleno. Lo que hicimos nosotros fue coger esa historia que siempre nos contaba mi padre y darle una vuelta, en lugar de los mejores quesos de una cuba decidimos trasladar la idea a la ganadería. Entre nuestros ganaderos vimos quien tenía la leche de oveja más favorable para hacer un queso de estas características. Trabajamos con diferentes ganaderos y siempre buscamos quien tiene la mejor leche en cada momento. Con la mejor leche que teníamos hicimos un proceso que también heredamos de doble prensado, un proceso de elaboración diferente, más especial, para que después de esa larga maduración el producto nos dé su máximo, que al final es lo que estamos buscando. Empezamos primero con una pequeña prueba, y al final a la gente le gustó y empezamos a comercializarlo. A raíz de allí salieron el añejo de vaca y el añejo de cabra, con historias algo diferentes pero con la misma filosofía.
¿En qué medida os ha afectado la pandemia?
Hemos tenido mucha suerte: afortunadamente no nos ha afectado a nivel personal a nadie de la quesería y no hemos tenido ni casos importantes, ni contagio masivo aunque Haro fue un foco muy fuerte al principio de la crisis. Yo creo que todos los que trabajamos en el sector alimentación, como venimos de una normativa sanitaria bastante estricta, nos ha permitido el poder establecer medidas que hicieran que la gente pudiera estar segura en su puesto de trabajo antes de que nos confinaran, cuando empezamos a escuchar el tema de los contagios. Hay puestos en los que hemos trabajado de siempre con mascarilla, entonces lo que se hizo es abrir eso a los demás puestos, crear grupos de trabajo aislados para evitar contagios cruzados, una serie de medidas que se establecieron pero mucho antes de que empezaran los confinamietos. También se hicieron planes por si cerraban la provincia, si nos contagiábamos todos.. valoramos todos los escenarios, para en caso de tener que parar que nuestros ganaderos no sufrieran y no dejarles tirados.
Sois la segunda generación en haceros cargo de la quesería. ¿Vuestros hijos seguirán el mismo camino?
¡Esto habría que preguntárselo a ellos! Nosotros somos 4 hermanos y lo hemos vivido desde casa. Vivíamos literalmente encima de la quesería; yo recuerdo de jugar en la puerta cuando era pequeña y lo tenemos muy marcado, muy metido en la cabeza. Realmente es nuestro trabajo, la forma en la que nos ganamos la vida, pero lo hemos vivido como algo divertido y como una forma de vivir que tenemos interiorizada. Nuestra tercera generación está algo más aislada de esto porque las formas de vivir son completamente diferentes pero a su vez están muchos más preparados. Hay una parte que tiene otras salidas profesionales en mente (alguna más vocacional) y luego están los más pequeños que aún no lo sabemos….pero si es cierto que nosotros hemos dado los pasos para que haya cierta continuidad, queremos que siga la familia con ello. Creemos que de alguna forma, desde dentro o desde fuera, la tercera generación seguirá con ello no solo por trabajo, sino porque para nosotros tiene un componente sentimental muy fuerte.